"Los historiadores viven su propia época. Algunos pretenden encerrarse en su propia erudición pero incluso, aquellos que toman este camino, a su manera responden a las cuestiones, a los interrogantes, al espíritu de su propia época", afirmó François Hartog cuando fue interrogado sobre por qué los historiadores eligieron "la memoria" para escribir en estos tiempos en los que, según este investigador cambió el "régimen de historicidad", y el pasado se piensa desde un "presentismo". Esta afirmación formó parte de su conferencia "La historia que viene", brindada en Rosario, en la librería Homo Sapiens, con la invitación del Doctorado de Historia de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario con el auspicio del Centro Franco Argentino de Altos Estudios, el Institut Français y la Alianza Francesa de Rosario.

"Mientras el concepto moderno de historia se cuestiona profundamente, cuando la memoria parece haber prevalecido sobre la historia, cuando el patrimonio y la identidad se han convertido aquí y allá, en las consignas de la política de la memoria. ¿Cuáles podrían ser los contornos de una historia futura en un mundo en el que el presente domina por el momento?", fue la consigna con la que Hartog buscó abrir el debate.

Hartog es un historiador francés, director de estudios de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS, según sus siglas en francés) en París que se especializa en historia antigua, de la Grecia clásica y sobre el siglo XIX. Una de sus principales cuestiones de análisis es el problema del tiempo histórico, cuestionando las relaciones y las articulaciones entre el pasado, el presente y el porvenir en las sociedades contemporáneas y pasadas, lo que le llevó a proponer el concepto de "régimen de historicidad".

"El aire de la época es la memoria y

los historiadores se encuentran

interpelados sobre esta situación".

Según esta perspectiva, la sociedad humana se forjó una conciencia histórica en el siglo V antes de Cristo que mantuvo hasta el siglo XX en los años 70. Esta posición que fue restablecida en la edad moderna (1492-1789) llegó a su máxima expresión hacia fines del siglo XIX y XX, proponía que el futuro de la humanidad se basaba en el progreso humano y era iluminado. En ese sentido, señaló el francés, las historias que se escribieron fueron las de las naciones, o las del proletariado, por ejemplo. El pasado no era más que una forma de proyectar hacia el futuro. Sin embargo, las dos guerras mundiales del siglo pasado y el Holocausto pusieron en cuestión ese paradigma y la historia perdió ese eje de relato. El desafío actual es cómo escribir historia desde y para el presente.

El momento actual, entonces, es un tiempo crítico para los historiadores y Hartog lo denomina "presentismo", porque se perdió la esperanza de vivir mejor, de proyectar hacia el futuro. "El futuro es ahora, dice la propaganda", afirmó Hartog.

"Si se ven las cosas de manera esquemática, se puede ver que en los momentos donde aparece la erudición son generalmente momentos de crisis. Es decir que la erudición es una manera de responder a ciertas cuestiones del orden presente. Esto es un paréntesis. El aire de la época es la memoria y los historiadores se encuentran interpelados sobre esta situación. ¿Qué se les dice a los historiadores? Ustedes nunca se ocupan de esto o de aquello, etc. Ustedes solamente "escriben una historia oficial. Entonces, a los historiadores se les hace necesario responder. Y la respuesta, una forma de respuesta es a partir de la memoria que por otro lado, ya estaba dentro del perímetro de la historia. Ya estaba en el campo de la historia a través de aquello que se desarrolló en los años 60 y se conoce como Historia oral y sus investigaciones", señaló Hartog y agregó como ejemplo: "Todo esto se desarrolló en Europa y particularmente en Alemania después de la experiencia de la Segunda Guerra Mundial, a partir de la Shoá y particularmente con un film del director Claude Lanzmann".

"Esta memoria, era una memoria que no existía", afirma el profesor de EHESS y agrega: "Ese es el mismo caso que los desaparecidos en Argentina. No había habido ninguna transmisión de lo que había pasado de una generación a otra. Era una memoria en un nuevo sentido, era una memoria nueva. No era una memoria que había podido ser transmitida sino una a construir. Son los descendientes de la segunda o tercera generación de los que estuvieron en la guerra quienes quisieron saber qué había pasado. De ese momento se inició una investigación que tomó el carácter policial y, a la vez, historiadora. Se buscaron y recolectaron huellas, testimonios y en última instancia había una proximidad cierta entre ese surgimiento de la historia y la necesidad de forjar una memoria. En esa instancia, ligado a esto, surgió también el problema o la cuestión del patrimonio. La memoria es algo individual en un principio porque es el individuo quien quiere saber qué le ha ocurrido a su padre, a su abuelo. El patrimonio es retomar estos temas en un espacio público, colectivo, nacional", expresó el historiador.

Los temas que estructuran el "presentismo" son justamente "la memoria, el patrimonio, la conmemoración y finalmente la identidad. Éste último, es el punto común de todos estos conceptos. El patrimonio es nuestra identidad nacional, o nuestra identidad regional. De esta manera, la memoria se vuelve nuestra identidad", concluyó Hartog.