Estupidez nace a partir de unas reflexiones sobre la información y la comunicación, problemas de la sociedad del siglo XXI, donde me encuentro que tenemos un exceso de información”, plantea Agustín Guerrero. El pianista, figura insoslayable del tango contemporáneo, presentará su nuevo proyecto este viernes en el Espacio Cultural Oliverio Girondo (Vera 574), como parte del ciclo "Nuevo Tango Baires". Estupidez son 15 temas (aunque él dice “piezas” u “obras”) con música suya, poética de Pablo Marchetti y visuales de Gonzalo Duro. Es, como bromea un amigo suyo, “una obra inter(in)disciplinaria”. Además tendrá funciones en julio y agosto en La Plata, Temperley y Rosario.

Bien lejos de las figuritas que se ponen a sí mismos delante de los flashes, Guerrero comienza la entrevista con Página/12 nombrando no sólo a los músicos de su Quinteto (Martín Rodríguez, Diego Rodríguez, Lucas Diego y Julio Coviello), sino a su equipo completo, con Jorge Amadío en sonido, Manuel Montero en luces y Carolina Villalba en comunicación.

“Hoy la información se traslada a grandes velocidades, acrecienta su volumen de forma exponencial y eso dificultad la capacidad de las personas de poder asimilarla, de pasar de un conocimiento fraccionado a algo más abarcativo”, observa Guerrero. “Tengo un planteo pesimista: digo que el hombre está condenado a ser cada vez más estúpido y, si lo llevamos más a fondo, quizás sea el causante de su destrucción”.

El germen de la idea se disparó para mil lugares distintos, como se puede ver (y escuchar) en el título de las piezas y en los videos que circulan en Internet a partir de los anticipos que el grupo dio en otras ocasiones. “Morbo”, “Hambruna”, “Libre mercado”, “Scrum”, “Zapping”, “Estrés”, “Psicofármacos” y “Casas de tango” son algunas de esas propuestas. “Son cosas que me parecen estúpidas o sin sentido”, señala el pianista. “Por ejemplo, el monocultivo. Yo no hago, pero sí he comido milanesas de soja. El monocultivo no tiene mucho sentido, porque para que un grupo de gente se llene de plata arruinan la tierra y generan un alimento transgénico que en su mayoría ni alimenta a la población que muere de hambre, sino a los chanchos de China. Cuando empecé a hacer ese razonamiento, ¡es una idiotez que exista eso! Ahora, ¿musicalmente qué puede surgir de ahí? Empecé a jugar con la palabra y de monocultivo, que es uno, hice un trabajo monofónico, un sonido que orquesté y además una parte B que tenga algo como de ritual, del pasado, que represente un acercamiento de otro modo del hombre a la tierra”.

Escucharlo hablar del proceso compositivo de cada uno es sorprendente. De “Scrum” cuenta que surgió –obviamente- viendo un partido de rugby. “El scrum me genera risa, todos los tipos apilados como en un embudo que se disputan una pelota que alguien tira al piso, ¡se están haciendo mierda la columna”, recuerda pensar ante la pantalla. “La ciudad también es un scrum, todos apilados y un montón de espacio alrededor, ¿cómo represento eso? Con dos músicas que se disputan el predominio de la pieza, un rock y un tango, como un Argentina vs. Inglaterra”, propone.

En todo el proceso juega un rol muy importante Pablo Marchetti. El escritor, conocido fundamentalmente por su trabajo humorístico y en la revista Barcelona, aporta una poética que por momentos es muy oscura y por otros, rabiosamente sarcástica. Algo presente en sus otros proyectos tangueros, como Tangócratas y el conjunto Falopa. “Él plantea que desde el humor uno puede encontrar una herramienta para ser crítico de la sociedad en la que está viviendo y ser así incluso más directo que con una postura más seria”, explica Guerrero sobre el trabajo conjunto.

En esa veta crítica aparecen otros temas como “Hambruna”, porque “que existan personas que no tienen para morfar, chicos sobre todo, en una sociedad con un exceso de alimento, no dejo de verlo como estúpido, autodestructivo para la humanidad”, reclama el pianista. “Creerse como ser humano por fuera de la problemática de otro es una ilusión: todos estamos en la problemática de los demás, el hambre de uno que a mí me puede importar tres carajos, puede generar que otro día me vea por la calle y me pegue tres cuetazos”, considera. “Con el macrismo encima hay cada vez más hambre porque hay más desempleo, a la gente le alcanza cada vez menos con lo que gana, entonces me parece una obra actual y muy crítica”, considera el compositor. “Los poemas de Pablo se encargan de bajar línea por ese lado. Y música, poesía e imágenes se complementan para dar un mensaje lo más claro posible”.