“…duele a mi persona tener que expresar que aquí no ha quedado casi nada en pie”

(Informe de situación, Víctor Heredia)

La pavorosa situación económica de los clubes en general –y los de barrio en particular– expresa un combo de políticas tendientes a su desaparición y rapiña. El gobierno nacional no empezó ahora con su faena. Lo hizo desde que Mauricio Macri se instaló en la Casa Rosada. Las condiciones se agravaron en los últimos cuatro años. Porque como canta Heredia en su canción –la que él dice, volvería a escribir para describir estos tiempos– "Parece ser que el temporal, trajo también la calamidad, de cierto tipo de langosta, que come en grande y a nuestra costa…".

En Buenos Aires, la ciudad más rica del país, 150 clubes barriales sobreviven en el umbral de su desaparición por los tarifazos. El dato surge del Observatorio Social y Económico de Clubes de Barrio y Afines (OSECBA) que reprodujo en este diario Gisela Marziotta. En el conurbano bonaerense la situación es semejante. Un ejemplo: el club Portela de Gerli, en el partido de Lanús, acaba de recibir una boleta de luz por 151.849 pesos. La situación se replica en centenares de casos a lo largo y ancho del país. No hay distinción de geografía.

Poco le importa a la alianza Cambiemos el estado de calamidad. Sus voceros más entusiastas, como el diputado Fernando Iglesias o el actor Juan Acosta, salieron a defenestrar la tarea solidaria de Juan Carr y un club como River –que está en la punta de la pirámide–, cuando asistieron a gente en situación de calle por el frío. Esa actitud solidaria que se extendió por decenas de instituciones deportivas, dejó en evidencia a los que gobiernan.

Los adolescentes o jóvenes que ven peligrar sus espacios de pertenencia, son aquellos a los que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quiere formar con la Gendarmería, en una nueva colimba cívica y voluntaria. A falta de clubes, buenos serían los cuarteles según la mirada oficial.

Mientras tanto, los Juegos Olímpicos de la Juventud –a nueve meses de su clausura– dejan ver ahora de qué se trató su puesta en escena. Un informe seriado del periodista Ernesto Rodríguez III señala que 65 empresas contratadas por el estado porteño se llevaron casi 775 millones de dólares, en algunos casos con sobreprecios. Unos 200 millones de la divisa verde se gastaron en instalaciones y un, por ahora, inútil Parque Olímpico en Villa Soldati. Además, el Enard no les pagó el premio prometido a los atletas que compitieron y sólo uno de cada seis recibe una beca mensual de apenas 8 mil pesos.

La política oficial va en una sola dirección: excluye y atenta contra los clubes que pasan penurias para pagar sus cuentas. La asimetría con lo que se invirtió en los Juegos de la Juventud y sus beneficiarios directos hace más evidente para quién se gobierna.

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