Tenés a la alianza de los principales partidos trotskistas de Argentina que forman el Frente de Izquierda y de los Trabajadores desde hace ocho años, ahora ampliada. Y tenés que hace algunas semanas explotó una crisis interna que venía acumulando tensión en uno de los principales socios, el Partido Obrero. La autodenominada “fracción” o tendencia donde quedó el histórico líder Jorge Altamira dice que hay que votar al FIT-Unidad, pero ¿cómo sigue la campaña si una de las patas del frente tiene dos cabezas? Más allá de comunicados y algunas denuncias cruzadas, no hubo ningún incidente que preocupe a dirigentes y candidatos. A pesar de que hay un distrito donde el PO fue intervenido judicialmente, en las listas conviven los postulantes de la dirección oficial con los “rebeldes”. “En la campaña no ha habido ningún inconveniente, más allá de que algunos medios han querido aprovechar para decir que la izquierda se vuelve a dividir, pero no es así porque los compañeros del grupo de Altamira tanto como los del sector denominado mayoritario siguen militando activamente en la campaña del Frente de Izquierda Unidad”, dijo a PáginaI12 Guillo Pistonesi, apoderado del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS).

“Tal es así que el primer candidato a diputado de Tucumán pertenece al sector de Altamira y de Marcelo Ramal, lo mismo que la candidata a senadora por Salta, y estamos militando en forma fraternal, haciendo actividades en común sin ningún problema. Mantengo diálogo con Ramal sobre acciones de campaña, y a pesar de las disputas internas al interior del PO no hemos asistido a ningún tipo de agresión entre las dos fracciones”, agregó. Pistonesi explicó que ahora en el FIT-U hay cuatro partidos, el PTS, Izquierda Socialista, el MST y el PO, y consideran a la otra fracción como si fuera otro partido más. “Están haciendo una campaña leal en los lugares donde ellos encabezan, desde siempre en el FIT no tenemos acuerdo en todo, además también están los compañeros de Poder Popular, del PSTU, y aunque tenemos no pocas diferencias acordamos en un programa general, entonces cuando cada uno hace su agitación va con las consignas generales del FIT y le pone sus matices como cada partido lo viene haciendo siempre”, graficó.

Hace una semana la “fracción” emitió un comunicado en el que dijo que “la dirección del PO se ha valido de toda clase de instrumentos para bloquear la participación en las elecciones y en la campaña electoral de los compañeros que reclaman el reconocimiento de una tendencia al interior del PO con derecho a una intervención pública proporcional a su representación partidaria”. También señalaron que “se han eliminado candidatos ya votados por sus regionales, se priva de recursos a otros que no han podido sustituir o se interviene judicialmente a comités como Tucumán para sostener a una minoría sin principios ni escrúpulos”. El grupo de Altamira y Ramal agregó: “Nuestra corriente, avalada por un documento político que suscriben 900 militantes, no se resigna a mirar la lucha electoral desde el balcón, por lo que ha resuelto participar en ella apoyando al FIT-U en los términos expuestos en los documentos de nuestra tendencia; por una constituyente soberana, por un gobierno de trabajadores llamamos a votar el FIT-U”.

En diálogo con este diario, el candidato a jefe de gobierno de la Ciudad, Gabriel Solano, acusó a Altamira de querer perjudicar las chances electorales del FIT. “Es indudable que la decisión de Altamira de desconocer el congreso del partido y romper con la organización, y poner en marcha de hecho una organización propia afecta la campaña del Frente, el propio Altamira ha criticado públicamente al FIT-U, entonces le da un apoyo condicional”, dijo. “Pero pensamos que ese efecto no se va a dar porque el PO está militando fuertemente, vamos a hacer un acto el 27 de julio en Argentinos Juniors, con miles de compañeros y compañeras, con actos simultáneos en todo el país en simultáneo, nos pareció adecuado que el PO asumiera hacer un acto masivo para rechazar la reforma laboral y previsional que reclama toda la clase capitalista, para plantear una salida de los trabajadores y de la izquierda, una demostración de fuerza necesaria en las actuales circunstancias. La fractura que Altamira ha producido es reducida, tiene impacto en las provincias pero se está reconstruyendo”, completó.

En tanto el tercer socio del FIT desde 2011, Izquierda Socialista, tampoco ve perjuicio. Juan Carlos Giordano, precandidato a diputado nacional por ese partido en provincia de Buenos Aires, dijo a PáginaI12 que “más allá de la crisis interna del PO lo importante es que los dos sectores apoyan y hacen campaña por el FIT. Hay medios que usan esta crisis para decir mentirosamente que la izquierda está dividida, cuando hemos logrado una mayor unidad sumando al MST. Ante los políticos patronales panqueques logramos un nuevo paso unitario para decirle no a Macri y al FMI, y que no es útil votar por los Fernández que ya han dicho van a reconocer el pacto con el Fondo Monetario y pagar una deuda fraudulenta. Nosotros proponemos lo opuesto, por eso el único voto útil es al FIT-Unidad y estamos desarrollando una gran campaña con esos ejes”. 

La fracción que encabeza Altamira reivindica su derecho a ser eso mismo, una fracción independiente. La dirección del partido dice que, al no aceptar las resoluciones del Congreso, haberse reunido por separado y demás acciones por su cuenta "se colocan por fuera del PO". El sector minoritario sostiene que eso es un eufemismo de haberlos expulsado. A nivel programático la dirección acusa a la fracción de exagerar en la idea de que hay un proceso más o menos larvado de rebelión que podría desembocar en algo más intenso. Para la dirección es un momento más bien de reflujo de las masas. La fracción plantea "fuera Macri, asamblea constituyente y gobierno de los trabajadores". La dirección considera que ese planteo es pro kirchnerista. La fracción dice que el kirchnerismo ayudó a dar gobernabilidad así que "fuera Macri" incluye de algún modo el repudio al kirchnerismo. Más luego, la parte desagradable es resolver los asuntos desde el punto de vista legal, y la minoría se queja de que la dirección haya acudido a la “justicia burguesa”, es decir la jueza María Servini.