La deuda neta creció durante el gobierno de Cambiemos a un ritmo de 50 mil millones de dólares por año. Pero Nicolás Dujovne asegura, tratando de responderle y de refutar al candidato opositor Alberto Fernández, que "la deuda creció por el déficit que nos dejaron". Según publicaba en marzo de 2016 la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), entidad insospechada de kirchnerismo u otros males semejantes, "el déficit financiero de 2015 fue de 224.612 millones de pesos, pero sin la asistencia del Anses y el Banco Central superaría los 360 mil millones de pesos". Podría decirse que es arbitrario descalificar estas dos últimas fuentes de recursos, pero sigamos el camino que describe Dujovne, quien prefiere verlo así. Ese déficit recalculado por especialistas macristas, esos 360 mil millones, serían algo así como 27.700 millones de dólares al cambio de 13 pesos, "el dólar de verdad" a fines de 2015, como les gustaba llamarlo a los que nos vinieron a liberar del cepo. Pero entonces, ¿cómo hicieron para convertir una "maldita herencia" de 27.700 millones de dólares en una deuda adicional de 150 mil millones de dólares (casi cinco veces y media la cifra original) en los tres años siguientes, hoy impagable?

Alberto Fernández tuvo la virtud de descalificar a Morales Solá en la entrevista que el último le hizo en TN el martes por la noche, cuando el conductor intentó repartir culpas por la economía colapsada (la definición es nuestra, no de él) que recibirá el próximo gobierno, entre la administración saliente a fin de año y la que dejó la gestión en diciembre de 2015. Esto fue refutado por Fernández, indicándole que la deuda y el déficit actuales son una creación de esta gestión, en condiciones económicas que esta misma gestión creó, al abandonar y cambiar todas las existentes hasta diciembre de 2015. 

Tan mal parado había quedado el gobierno actual, nada menos que en dicho programa y el mencionado canal, que alguien habrá obligado a Dujovne a que saliera a dar explicaciones que desarmaran los argumentos que en forma muy simple ofreció Alberto F. Pero el ministro dio un mal paso. No todo es culpa suya. Hay que ponerse en el lugar del que mandan a explicar lo inexplicable.