En busca del destino 

(Good Will Hunting, 1997), de Gus Van Sant.

La gran sorpresa de los premios Oscars en la temporada 1997: la historia escrita por unos jovencísimos Matt Damon y Ben Affleck –llevada a la pantalla nada más y nada menos que por Gus Van Sant– terminó llevándose a casa la dorada estatuilla al Mejor Guión Original. Protagonizada asimismo por la joven dupla y el veterano Robin Williams, el relato del joven Will Hunting, cuya vida personal roza el desastre, pero posee un talento notable para las matemáticas, fue uno de los grandes éxitos de ese año y disparó tanto la carrera del Affleck mayor como la de Damon (ese mismo año, con meses de diferencia, se estrenaba La otra cara del amor, de Kevin Smith, donde ambos compartirían nuevamente cartel). En ambas películas participa también, en papeles secundarios, el jovencito Casey Affleck (de apenas 22 años), dando inicio a una carrera de un perfil mucho menor al de su hermano mayor, quien se convertiría, en muy poco tiempo, en ese algo inasible que suele llamarse “estrella de cine”. Cuenta la leyenda que, al leer el tratamiento original por primera vez, Robin Williams no pudo dejar de exclamar “¿quiénes son estos tipos?”.

200 cigarrillos 

(200 Cigarettes, 1999), de Risa Bramon García.

Un año después de los batacazos comerciales de Shakespeare enamorado y Armageddon, Ben Affleck (acompañado por su hermano Casey) protagonizó esta olvidada comedia independiente, romántica y neurótica dirigida por la agente de casting Risa Bramon García, que quizás gracias al perfecto conocimiento de ese terreno logró contar con la presencia en pantalla de Janeane Garofalo, Kate Hudson, Christina Ricci y el mismísimo Elvis Costello (interpretándose a sí mismo). Para Ben, que interpreta a un barman, el film era un típico caso de estrella aceptando participar en un film ultra indie por amistad o simple interés artístico; para Casey, en cambio, se trató de un rol protagónico importante: durante los años siguientes, participaría en proyectos más comerciales en rubros secundarios. Este relato coral con el trasfondo de una fiesta de Año Nuevo a comienzos de la década del 80 fue producido parcialmente por MTV, lo cual puede explicar en parte su tendencia a acumular escenas como si se tratara de sketches de corta duración.

Gerry

(2002), de Gus Van Sant.

Uno de los grandes films en la filmografía del director de Mi mundo privado, este film rodado en parte en las zonas más desérticas de Salta está protagonizado excluyentemente por dos actores: Casey Affleck y Matt Damon. Ambos se llaman Gerry, dos amigos que inician un paseo por el desierto sin caer en la cuenta de que no tienen suficiente comida ni bebida, situación definitivamente problemática, en particular cuando descubren que están completamente perdidos. No tanto una película de aventuras como un relato de descubrimiento metafísico, Gerry encuentra a Van Sant en su vertiente más minimalista y condensada, iniciando la trilogía de films –llamada usualmente “de la muerte”– que completarían Elephant y Last Days. Una película importante, en más de un sentido: gran interpretación de Casey Affleck en un papel para nada sencillo y el rodaje que le permitiría a Damon conocer el lugar de origen de su futura mujer y madre de sus hijos, la salteña Luciana Barroso.

Desapareció una noche 

(Gone Baby Gone, 2007), de Ben Affleck

Punto alto en la carrera de los hermanos Affleck, la ópera prima de Ben como realizador –basada en una novela negra de Dennis Lehane– está protagonizada por Casey, metido en la piel de un detective privado que debe investigar la desaparición de una niña en los barrios bajos de Boston, ayudado por su pareja profesional (Michelle Monaghan) y dos policías de pocas pulgas (Morgan Freeman y Ed Harris). Suele decirse que Ben Affleck es mejor director que actor: a juzgar por sus cuatro largometrajes a la fecha, la hipótesis es, al menos, discutible. Ben volvería al universo de Lehane en la reciente Vivir de noche y Casey participaría ese mismo año (2007) en la prestigiosa El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, de Andrew Dominik, donde interpretó al blandengue titular, a la cual le seguiría un hiato profesional de tres años.

I’m Still Here 

(2010), de Casey Affleck

El debut como realizador de Casey (y su único film a la fecha) es un extraño caso de falso documental que algunos tomaron al pie de la letra. Joaquin Phoenix interpreta –con barba extensa y gorrito cool– a Joaquin Phoenix tomando la decisión de dejar la actuación y dedicarse exclusivamente a una nueva carrera como rapero. Dos años antes del estreno de la película, el actor había anunciado su interés en el mundo del hip hop y no fueron pocos los medios que interpretaron esas declaraciones como genuinas. Las críticas fueron bastante demoledoras: resulta difícil no entender I’m Still Here como un ego trip de Phoenix, a quien se le sirven en bandeja y en continuado escenas de sexo y de consumos de drogas, casi una parodia involuntaria del clásico rock star en camino hacia la autodestrucción. Acompañan en pequeños roles Jack Nicholson, Billy Crystal, Danny Glover y Bruce Willis, entre otras figuras. Y Casey Affleck, por supuesto.