En lo que va del año, la Dirección de Bienestar Docente otorgó 21 licencias por violencia de género en la provincia de Santa Fe. Desde que se puso en marcha este derecho para docentes y asistentes escolares de escuelas de gestión pública y privada, en junio de 2014, se pidieron 177 licencias por esta causa, en distintos tipos de violencia, ya sea violencia física, psicológica o patrimonial.

A partir de la resolución 988, desde hace cinco años el sistema escolar incorporó esta problemática con un causal específico, y no hace falta enmascararlo -como se hacía- en una licencia por enfermedad. La cifra parece pequeña, si se tiene en cuenta que a los Tribunales de Rosario llegan entre 30 y 40 denuncias por semana, según datos publicados por Lorena Panzerini en Rosario/12, en junio pasado. Por eso, la delegada de la región VI del Ministerio de Educación admite que "todavía hay que seguir trabajando mucho en la visibilización de esta problemática que sufrimos las mujeres, sobre todo en violencia de género. Sigue habiendo una naturalización".

Para la secretaria de Prensa de Amsafé Rosario, Claudia Semino, se sumó una dificultad este año. "Antes había una persona que escuchaba a la compañera que pedía la licencia, ahora hay que ingresar el pedido por mesa de entradas, vos dejás los papeles, te dan un número de expediente, y tenés que esperar que se cargue. Esto a muchas compañeras les genera una situación delicada", dijo la gremialista y aseguró: "Nunca nos han rechazado hasta ahora una licencia por violencia de género pero las compañeras que están vulneradas, en una situación de mucha complejidad, necesitan que alguien las escuche".

Los pedidos de licencia los aprueba Bienestar Escolar. "Todavía hay cierto temor instalado y son distintos factores los que dificultan a muchas mujeres llegar a pedir la licencia", apuntó Gallo Ambrosis y reconoció que "los casos más emblemáticos han sido a través de la violencia física, todavía cuesta distinguir a la violencia psicológica como violencia de género. Es lo mismo que pasa en la sociedad".

Para la delegada regional, esa falta de registro convierte en "tan importante la Educación Sexual Integral, que venimos sosteniendo hace más de diez años". Para ella, "es muy importante que se trabaje en ESI, porque a raíz de eso se hace evidente la violencia de género e inclusive hemos tenido casos de mamás que han detectado lo que venían sufriendo".

La funcionaria recordó una visita a una escuela en Capitán Bermúdez, donde trabajaban en ESI y presentaron una obra de teatro sobre la violencia. "Habría 150 o 200 estudiantes, estaban sentaditos y cada uno respetándose y yo les dije que era muy bueno que tuvieran la oportunidad de contar con ese espacio, porque a mí me hubiera gustado cuando era adolescente tenerlo, así me habría dado cuenta mucho antes de lo que estábamos sufriendo mi mamá y nosotros", relató la funcionaria, quien consideró que "es difícil enfrentar esa situación porque lo primero que una siente es vergüenza, y con la ESI eso se puede ver de otra manera".