Un día de lluvia salpica a Fusa (Andy Bozzo) y Chamarrita (Claudia Giombini) y el fastidio se convierte en ganas de compartir. Florece una amistad hecha de canciones, teatro y cuentos. Remolino de sueños comenzó con otro nombre (Enhebrando sueños) y como unipersonal de Bozzo, que es actriz, música y narradora. Luego se sumó Claudia Giombini, también actriz y narradora. “Lo que nació fue un espectáculo de dos personajes que se vinculan. Es un vínculo hecho de afecto, vergüenza, miedo, enojos, cariño, confesiones. Son dos universos muy diferentes. Fusa es sumamente musical, más apegada a su propio mundo y quietud. Y Chamarrita es inquieta y ansiosa, le gustan las aventuras, tiende más al movimiento, a la danza, que a la reflexión”, contó Giombini. Mañana a las 19.45, la obra se presentará en La Casa Azul de Padua, Noguera 999 (San Antonio de Padua), en el marco de un ciclo teatral de verano del partido de Merlo. La entrada es a la gorra.

  Bozzo y Giombini conforman el grupo La Barca Teatral, surgido en 2015, pero vienen trabajando juntas desde 2006, en el Colectivo Teatral Vuelos de Castelar. Hace dos años en vacaciones de invierno estrenaron Remolino de sueños, obra que presentaron en Castelar, San Miguel, Tandil, González Catán, Martín Coronado, Ituzaingó y Tapiales. También la llevaron a Posadas el año pasado. “La música y los cuentos están atravesados por el teatro, que es el hilo conductor”, explicó Giombini a PáginaI12. El espectáculo cuenta con canciones originales, un relato creado por el dúo y dos cuentos de Elsa Bornemann (“El topo Darío” y “Pueblo de aire”). Las actrices invitan a los chicos –también a los adultos, por qué no– a “tejer sus propias historias, fomentando el desarrollo de la imaginación”. 

  En Remolino de sueños, las dos actúan, narran y cantan. Bozzo toca el acordeón y hace percusión con diferentes elementos. Las artistas son, además, docentes, y comparten una mirada sobre la infancia. “Para nosotras es importante respetar a los niños como sujetos de pensamiento y derecho. Nuestro trabajo está cruzado por un montón de cosas. Es nuestro oficio y nos formamos para esto. Amamos lo que hacemos. También es un espacio de militancia”, definió Giombini. “Queremos llegar a lugares donde el teatro no está, donde lo que llega es lo más masivo”, dijo al recordar la experiencia de haber participado en el festival Gurises al Teatro, de Misiones. La amistad de Fusa y Chamarrita también ha paseado por escuelas y jardines. La obra es ideal para chicos de dos a diez años.

Finalmente, la actriz se refirió al panorama teatral del oeste. “Está como está el país. Difícil. A las salas les cuesta muchísimo sostenerse. El año pasado tuvimos un montón de contradicciones, respecto de cómo manejarnos con el tema de las entradas. Accedimos a hacer funciones a la gorra, porque es importante que la gente llegue. A su vez, vivimos de esto”, dice. “El oeste tiene muchos artistas independientes y hay una red de apoyo. Hay poco teatro para niños. Ahora hay más, asociado al clown y la acrobacia, más circense. A principios del año pasado, varios espacios cerraron. Así que: hay mucho teatro independiente, sigue siendo un espacio de resistencia, aún con las contradicciones que implica”, concluyó Giombini.