La Reserva Federal de Estados Unidos bajó 0,25 puntos porcentuales la tasa de interés. Es el primer recorte en 11 años. La medida busca aprovechar las ventajas de la política monetaria expansiva para intentar frenar las expectativas de recesión de la economía norteamericana. Hace menos de una semana dos de los analistas más destacados del mundo como Paul Krugman y Nouriel Roubini habían adelantado que la probabilidad de ingresar este año o el próximo en una fase de crisis era muy importante.

La decisión de la Reserva Federal puede producir una externalidad positiva para los países emergentes como la Argentina. Se calcula que las economías no desarrolladas podrían recibir un flujo de capitales importante desde los países del primer mundo. Los fondos de cobertura buscan con estos movimientos elevar el retorno de las inversiones. El año pasado la suba de la tasa de la FED había generado fuga de capitales de países no desarrollados.

Economistas consultados por este diario aseguraron que las consecuencias para la Argentina pueden resumirse en dos variables. La primera es el dólar: la baja de la tasa colabora para contener presiones cambiarias. La segunda es la deuda: la Argentina tendría más sencillo renovar sus bonos en el mercado de capitales. Los especialistas que conversaron con Página12 dijeron que no todo es viento de cola para el país. La posibilidad de una nueva crisis económica en el mundo puede resultar letal debido a la fragilidad del mercado interno.

“La Reserva Federal bajó a un rango del 2 por ciento la tasa consolidando el movimiento que ya se observaba en los últimos meses con los bonos del Tesoro. La señal puede ayudar a atraer capitales a los países emergentes. Aunque no se puede adelantar mucho. En el mundo hubo algunos inversores que mostraron quejas porque esperaban un recorte de tasa más agresivo”, dijo Fausto Spotorno del estudio Ferreres. El economista aseguró que la baja de tasa no fue el único elemento destacado del anuncio. La Reserva Federal se comprometió a no continuar con la consolidación de su hoja de balance (retirar dinero de circulación).

“El anuncio de la tasa colabora para moderar presiones con el dólar en la Argentina e incluso puede ayudar a que el país vuelve al mercado financiero de deuda para refinanciar el vencimiento de sus bonos. Pero debe tomarse con precaución”, aseguró el consultor. Agregó que “los problemas del mercado interno son potentes. El nivel de incertidumbre de los argentinos sobre compensa noticias positivas que llegan del mundo. Puesto en palabras simples: el desequilibrio local pondera que las políticas expansivas de los países desarrollados para explicar la volatilidad cambiaria y el riesgo país”.

El economista del Observatorio de Coyuntura Económica y Políticas Públicas Pablo Wahren fue otro de los que aseguró que la baja de las tasas debe leerse con cuidado. “El análisis para la Argentina puede pensarse de dos formas. A priori la reducción de las tasas es positiva. Nadie discute que si Estados Unidos continuaba con la política anterior de subir las tasas el resultado hubiera sido una fuga de capitales del mercado interno”, indicó. Planteó que las consecuencias de eso son conocidas: presiones con el dólar e impacto para la economía real.

“La otra cara de la moneda también es simple de observar. Si esta baja de la tasa de interés se relaciona con una recesión a nivel mundial no puede ser bueno para el país. Es un problema. En contextos recesivos a nivel internacional también suele haber un reflujo de capitales desde las economías emergentes hacia activos seguros del primer mundo. Resulta difícil conocer cuál es el efecto que va a pesar más para los países no desarrollados”, cerró.