• "Una amable clase de perdón es no darse por enterado de las ofensas". La cita es inglesa y remite al espíritu de la Bretaña, ensimismado y alegre a la vez, sabio y bestial. Como todo imperio acuña frases que sirven tanto para un lavado tanto como para un fregado y que son indispensables a la hora de la magnanimidad serena del que todo lo tiene  fortaleza, astucia, valentía y descaro  y nada de lo que le digan en su contra lo pueden conmover. Esta frase, cotejan ciertos historiadores, era usada con regular frecuencia por los mandamases invasores cuando se decía sobre ellos que eran crueles, colonizadores y asesinos. Una perfecta sicopatía.
     
  • El había sido un espía de las Tierras Altas, de las clases sociales de ascenso. Allí había abrevado todo el dolor de no pertenecer a la exclusividad y la paradoja de odiar semejante mundo. Eran amables, permisivos y elegantes. Pero él odiaba toda esa impostura que sabía en el fondo escondía dramáticamente de saberse superiores; que actuaban por la codicia; que eran superfluos y crueles. Una cosa que lo enfurecía sobremanera era aquella frasecita dicha sin gritar, utilizada por hombre o mujeres cuando se enfrentaban jugando al tenis.  !Perdóóóón!, proferían. Algunos se atrevían con un !Pardoóóón!, como letanía de voz afrancesada. Y esta frase se emitía cuando una pelota era colocada en un ángulo o un tiro formidable  hacía despatarrar al rival. Como si aquello, ese juego no consistiera en ganar. En el barrio donde él vivía cada caída del contrincante ni se festejaba ni se absolvía. Pero se ignoraba aquella tontería de pedir disculpas por haber sido superior. Entendió tempranamente que la hipocresía y el perdón resultaron ser parientes cercanos.
     
  • "En la contemplación de la ley kármica somos conscientes de que no hay razón para buscar venganza pero practicando el perdón, puesto que el agresor es, realmente, el más desafortunado de todos". Relatividades, certezas, cuestiones históricas y políticas, todo entra en esta frase. Ella la relee una y otra vez hasta sanearse fragmentariamente los recuerdos, pero, ¿qué hacer con la imagen de aquel que la abusara siendo menor? Aún le sube la temperatura cuando, siendo adulta ya y a casi treinta años de la escena se le acercó y lo sorprendió jugando con sus nietos en una plaza: era un anciano ya, deshecho y endeble.  ¿Te acordás quién soy yo? -le dijo temblándole la barbilla. El la cotejó y sincera, espantosamente le contestó que nunca olvidaba una cara y que "la única cara que quiero borrar es la de Dios que cada noche hasta que muera voy a estar viendo con miedo". La bofetada tumbó al anciano. La ley kármica había sido fraguada, pero ella lloraba no por esta rotura sino  porque el golpe que le había dado había sido sin ganas, con vergüenza y sin fe.
     
  • Prat Gay, el máximo referente de la economía de guerra sin disparos implantada por la ineptitud macrista resultó un insolvente espiritual, inconmovible y lobo feroz disfrazado de dandy colonizado, pidiendo perdón a la madre patria España por haber echado, durante la gestión kirchnerista, a Repsol cuyos máximos dirigentes de la empresa española están imputados por delitos de toda laya. La gente en la calle habla. Lo único que le faltó es pedir perdón a Estados Unidos por la goleada del cuatro a cero durante la Copa Centenario que campeonara Argentina recientemente en tierras yankees. Están acostumbrados a pedir disculpas ante el mandamás mientras sus hijos son violados en los altos dormitorios reales. Lo importante son las disculpas y las repetidas relaciones carnales que tanto parecen disfrutar.
     
  • Hay momentos que él adhiere a la práctica invisible del perdón y elabora un ritual de constricción, ternura y generosidad. Así, le pide perdón a sus padres ya fallecidos por no haberlos entendido mejor, al primer dueño del boliche que lo contrató pues le robaba vueltos, a las novias que creyeron en él y se embarcaron en un viaje donde el era el timonel y las dejara varadas en cualquier muelle, a los compañeros de banco en la nocturna por no entender que su rudeza provenía del ambiente carcelario donde se había criado y no de su maldad; a los dirigentes que hostigó pero terminó votando, a su esposa, su amante y sus hijos, a los vecinos, al perro y finalmente mirándose al espejo a sí mismo, afeitadora en mano lagrimeando. Repitiendo por dentro las palabras del poeta.  -No sé cómo todos los días me perdono la vida.
     
  • Iom Kipur es el día judío del arrepentimiento, considerado el día más santo y más solemne del año. Su tema central es la expiación y la reconciliación. La comida, la bebida, el baño o cualquier tipo de limpieza corporal como el lavado de dientes, la utilización de cuero, el untamiento de cremas o bálsamos en el cuerpo y las relaciones conyugales están prohibidas. El ayuno empieza en el ocaso y termina al anochecer del día siguiente. El Bolsa, que vivía en los fondos del club, decía tener ancestros judíos y que estaba practicando de por vida el Día del Perdón, dado su rechazo al agua y al jabón.
     
  • En el perdón que le ofreció un damnificado de un robo en su domicilio a su atacante está reseñada todo el gesto de humano verdadero. Es un jovencito: buscó a su victimario en una cárcel y en su carácter de amante del rugby hizo lo que no cualquiera hace y movió cielo y tierra para que lo envíen al penal donde funciona "Los Espartanos", una agrupación de convictos que mediante el juego de la ovalada tratan de zafar de las crónicas de horror con que cargan. En la foto lucen ambos sonrientes: dos pibes, uno atacado y su atacante reconciliados a través del deporte.
     
  • Algunas frases sobre el perdón:
    Si hay alguien aquí a quien no he insultado, le pido perdón.
    Antes de que podamos perdonarnos unos a otros, tenemos que entendernos.
    El perdón es la forma definitiva del amor.
    Sí, al sepulcro... Es lo que me han proporcionado mis conciudadanos... Pero los perdono.
    Arte de los días arte de las noches, la balanza de las heridas que se llama perdón.
    El perdón es la llave a la acción y libertad.
    El perdón es una necesidad absoluta para la continuación de la existencia humana.
    Me acordé del consejo de mi padre: "¿Has obrado mal? Pues pide perdón".
    Los fármacos y el perdón pueden convertir el morir en un momento gozoso: es como si los moribundos regresaran a la infancia y, como nada en el futuro importa, como no tiene uno que enseñarles a vivir, darles lecciones, forjar para ellos recuerdos prácticos y aplicables, puede extraerse toda la alegría de esos últimos instantes y guardarla en el corazón.
    De todas me quedo con la de Charly García: No razonar, desaparecer, cuando tenías que estar, te echaste a correr, lo que hiciste en mí, no tiene perdón, y yo sé que me siento mucho mas fuerte sin tu amor.
     
  • "Sí, lo admito. He llorado como un hombre pidiéndole perdón a quien considero mi ídolo, que yacía recostado, casi sin poder hablarme". Frase de Rocky Marciano, un atípico boxeador descendiente de italianos que sostenía que para poder pegarle a un contrincante primero debía recibir algunas piñas que lo motivaran. "No soy un asesino", se fundamentaba. Un místico, un creyente en las utopías, un culposo. Quién sabe. Usaba el perdón eterno para justificar tener que masacrar a su oponente. Dicen que luego, en el vestuario, lloraba. Una frase que le atribuyen según  un cronista de deportes que lo visitara tras su triunfo espectacular y lo encontrara deprimido, sentado en un banco fue, mirándose las manos: " !Qué mierda que somos los humanos...tener que llegar a esto!".
     
  • En la foto del gabinete macrista reunido en un retiro espiritual en diciembre del 2016 frente a la costa argentina lucen austeros, sonrientes.  Hay varios errores en esta imagen, desliza el tipo: 1) No sé de qué se ríen, 2) Las mujeres parecen varones, 3) prevalece sospechosamente el color celeste en las ropas de los hombres, el celeste inmaculado de la bandera, del océano, del cielo, de lo puro, y 4) para mí lo mas importante: falta abajo la frase Ni olvido ni perdón, con letras catástrofe.
    Luego enciende su cigarrillo y se queda serio.  No es un chiste, aclara. Como si hiciera falta.
     
  • En la calle están los afiches. Una mujer abre los brazos y debajo una leyenda: No me pidas más perdón. Es la referida a que los machos solemos pedir disculpas luego de atrofiar con violencia alguna parte del cuerpo de nuestra "amada". Mirtha Legrand ante una entrevistada que ha sigo golpeada por su ex marido:  ¿Pero vos qué le hiciste para provocarlo?
     
  • Tal vez no estemos hechos para el perdón. Si para la rapiña, lo advenedizo, la impostura, la crueldad, la indolencia, la sicopatía y otras ruinas.  El perdón es el primo lejano de la honestidad y el actuar equilibrado. Es la contracara de la ofensa, el descaro de saber que se hiere, pero luego, con el advenimiento del perdón divino, de un dios que nos puede absolver y en su nombre matar, torturar, armar guerras y desfoliantes quedarnos muy tranquilos. El perdón y la piedad, dos armas letales.
    En lo que a mí respecta pido perdón por haber dicho te quiero sin mucho con vencimiento, desafinado en el coro y por las imperfecciones que pudiera arrastrar esta nota.

 

[email protected]