“Haré la escultura de Santiago pero en Capital, aunque me soltaron la causa sigue y me tengo que cuidar, el policía que me agredió vive en la esquina de mi casa en Banfield”, dijo Página/12 el artista plástico Julio César Baez apenas fue liberado luego de haber estado preso por una discusión con sus vecinos mientras realizaba una escultura en homenaje a Santiago Maldonado. 

El menor de la familia Zárate revista en las filas policiales y el 19 de julio mientras Baez, docente y coordinador del taller del Frente de Artistas del Borda, preparaba los materiales le dijo “está bien que lo hayan matado (a Maldonado)”, le mostró el arma y disparó al piso para amedrentarlo. Al día siguiente volvió con otros familiares, discutieron de nuevo y Baez tuvo que refugiarse en su casa mientras lo apedreaban. Lo que siguió fue una pesadilla, porque la policía acudió pero en lugar de defenderlo lo redujo y lo detuvo, además de iniciarle una causa por resistencia a la autoridad. La jueza Laura Inni le negó la excarcelación pero la Cámara de Apelaciones ayer revocó esa decisión y al caer la tarde el escultor recuperó su libertad al salir de la Unidad 40 de Lomas de Zamora, donde lo esperaban sus amigos y compañeros.

Baez al ser liberado, de campera a cuadros, con familiares y amigos, entre ellos Karina Díaz y Miguel Funes


“El abogado Mauricio Rojas excelentemente presentó que tengo domicilio fijo, vivo en mi espacio, y con la fuerza de Norita Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo que estuvo presente, mi primo Ruben, Mirta del Frente de Artistas del Borda y la presidenta de la APDH tuvimos más fuerza y los jueces nos escucharon”, describió, y comentó que mientras estuvo privado de su libertad fue bien tratado por los presos, tanto mientras estuvo en comisarías como en la Alcaidía de Lomas.

"Le dije, tirá nomás que están las cámaras de mi casa, y entonces apareció el hermano para pegarme entre los dos". Al día siguiente, se juntó con pibes jóvenes del barrio a escuchar El lado oscuro de la Luna, y luego a conversar con una vecina para hacer una escultura de Kevin, el pibe que mataron las fuerzas de seguridad en Zavaleta. "Entonces pasó el padre del que me había amenazado el día anterior, le dije que no pasara porque estaba por arrancar con la escultura, volvieron el hermano y el padre a golpearme, comenzaron a tirar piedras a mi casa, que es de material reciclado. Cayó la policía que alguien había llamado, yo me había metido para adentro por las piedras, se caen las maderas de la puerta y quedé del lado de adentro". En lugar de detener a los agresores, los uniformados pretendían llevar preso a Baez. "Arremetieron contra mí, dos policías, me doblan el brazo, me hacen soltar el celular que tenía en mi mano, y me llevan detenido. Me esperaba en la comisaría un verdugo, le dije que no me peguen, pero me apretó las esposas hasta lastimarme, la primera noche dormí en una piecita humeda, los muchachos presos me pasaron un nylon, mi primo me trajo comida".

Cuando su primo, Ruben Baez, supo que estaba detenido dieron aviso a Gabriela Conder, pero saber que tenían a una persona vinculada a los organismos de derechos humanos puso nerviosos a los policías que lo custodiaban. "Lo vamos a pasear, dijeron, y me llevaron a la comisaría de Temperley, me enteré de las marchas y las notas por mí, vino Norita Cortiñas y de La Colifata, hasta los presos pedían por mí". Al artista plástico le tocó una ineficiente defensa pública, y tampoco aceptó hacerse cargo de algo que no había hecho para salir excarcelado más rápidamente. "Si se me acumulaban las causas no iba poder salir ni a tomar un café, así que luego el abogado Rojas siguió hasta la Cámara, mientras a mí me mandaban a la alcaidía porque no podía seguir en una comisaría. Estuve en una celda solo, como se dice en 'buzón'".  

Sobre la causa anterior, Baez explicó que lo detuvieron luego de un recital de Sabina al salir del estadio de Banfield. "Tenía rastas con cobre, me pararon los gendarmes, me empezaron a pegar, forcejeamos hasta que me arrancaron una rasta, fue con Gendarmería, por resistencia a la autoridad me dieron seis meses de prisión, pero como es excarcelable cumplí dos años de tareas comunitarias, que es algo que siempre hago, fui a un orfanato con los pibes. Lo sentí muy fuerte hoy cuando el fiscal dijo que tengo antecedentes penales, parecía que había matado a alguien pero fue Gendarmería que me pegó y yo no me iba a dejar pegar por un gendarme". Lo que sigue para su defensa es insistir en que no prospere el caso y le dicten el sobreseimiento. La campaña por su liberación ya se había extendido a muchos ámbitos, incluso futbolísticos como la agrupación Banfield por los Derechos Humanos, y su nombre estuvo en el palco del acto por los dos años de la desaparición de Santiago Maldonado, el jueves pasado en Plaza de Mayo.