Los cuatro son de esos músicos de estirpe federal que siempre andan buscando juntarse y tocar en cada rincón del país que se preste. Claudio Sosa, uno de ellos, es un cantor tucumano y cree firmemente en tal integración, como todos los demás. Como José Ceña, que tiene de porteño el domicilio de su nacimiento y poco más. Como el cantor autodidacta Marcelo Chanampa, que nació en Buenos Aires pero se crió en La Rioja. O como Flavio Gauna, oriundo de Formosa, y criado entre corochiríes y juanchiviros, pájaros típicos del pago. Era nada complicado, entonces, que los cuatro se unieran y planearan una fecha conjunta (este viernes a las 21 en Cusca Risun, Psje San Lorenzo 365), bajo un nombre que de inmediato explican: “Gallos Cantores”. “Lo de gallos cantores remite a la tarea diaria de cantar, de decir, de gritar lo que uno lleva adentro, y de forma colectiva, cada uno con sus estilos, con su historia, pero juntos”, sostiene Sosa.

Ceña, en tanto, ensaya una definición asociada a la naturaleza. “El gallo es el cantor que anuncia un nuevo amanecer, el comienzo de una jornada. Un canto de esperanza que se afirma en el amor por nuestras canciones, que también anuncian el nuevo día”. Y luego se adentra en las especificidades del encuentro: “Nos podemos juntar porque entre nosotros convergen factores musicales como el compromiso y la dedicación a nuestra música de raíz folklórica. Desde lo afectivo, pesa mucho el respeto que nos une. Y desde lo ideológico, una comunión entre los cuatro de buscar la justicia social para nuestros pueblos, elementos que aparecen en nuestro repertorio como solistas y en las canciones que hemos elegido para cantar a cuatro voces”, se expresa el violero yupanquiano, mientras le da el pase a Chanampa. “Así es, pero además, la falta de financiamiento a los proyectos y espacios culturales hacen que uno busque generar nuevas alternativas, por eso la camaradería que existe entre los músicos independientes es fundamental”, refrenda el cantor, cuyo único disco a la fecha lleva un nombre que habla de lo que se está hablando: Andar solo no alcanza.

A tal concepto remite Gauna, nieto de abuela guaraní con tres discos publicados a la fecha, cuando le toca brindar sus impresiones ante PáginaI12. “Juntarse es necesario para empujar hacia el mismo lado. La gente quiere escuchar de los cantores una definición ante la injusticia, la mentira, el atropello, y ahí estamos nosotros, apuntalando para que crezca y no se caiga. En lo particular, me gusta arriesgar cantando y contando mi pensamiento, porque al decir de Víctor Jara "canto que ha sido valiente / siempre será canción nueva...". Me siento impulsado a compartir mi canción, quiero decir”, completa este formoseño formado en Chaco, que está trabajando sobre vida y obra del doctor Esteban Laureano Maradona, para transformarlo en disco. Y en otra obra cuyo nombre ya está decidido: Mbojeré. “Es una palabra guaraní que significa juntada, entrevero, menjunje”, explica él.

Sosa, en tanto, se centra en la comunión ideológico-musical que existe entre los cuatro (él la piensa como “reconstrucción y defensa de nuestra cultura popular, nacional y latinoamericana”) y de cómo está pensado el recital conjunto. “El concierto tiene cinco partes que van entrelazándose y serpenteando entre canciones folklóricas de distintos ritmos. Hacemos hincapié en la procedencia y la identidad regional de cada uno, pero esto no es un límite al momento de elegir las canciones que hacemos en cuarteto: una zamba de Ramón Navarro, un rasguido doble de Ramón Ayala o una canción de Silvio Rodríguez. Básicamente es la canción latinoamericana la que se impone como idea y pensamiento”, sostiene quien supo acompañar a grosos de tal senda como Jaime Torres y a su tía Mercedes Sosa. “El concierto comienza con “Los Hermanos”, la milonga de Yupanqui. Después, cada uno canta una canción que lo identifica con el lugar de origen o pertenencia, intercambiamos con versiones de temas que elegimos entre los cuatro, y hacemos el cierre todos juntos”, completa Ceña que, en lo particular, sigue presentando las canciones de su excelente trabajo Preguntan de dónde soy.

La mancomunión de músicos-cantores ya ha pasado por El Aserradero, muy referenciada peña de Rosario; por la Tucumanita de Pilar y por la Feria de Mataderos, y consiste (redondeando lo dicho) en un mosaico de milongas, chamamés, zambas, chayas y chacareras, que grafican la diversidad regional. “Somos cuatro solistas con estilos totalmente diferentes y, desde nuestro lugar, intentamos mostrar un poco de nuestras regiones. Este proyecto nos permite aunar criterios y esfuerzos y pintarlos en un mismo lienzo con nuestros colores particulares. Yo lo pienso como una sobremesa entre amigos, con todo el abanico de posibilidades que ello implica”, insiste Chanampa, también integrante del quinteto vocal Albahaca, anticipando lo que Silvia Majul, ideóloga de la movida, asume como el principal motivo de la idea. “Las juntadas espontáneas y sin presión son las más lindas… son tiempos de juntarse”.