Los ejes de campaña del macrismo están alejados del terreno económico. Esa estrategia electoral era predecible en medio del deterioro de todos los indicadores sociales. La multiplicación de spots oficiales centrados en la obra pública es una excepción a la regla. Esas piezas publicitarias incluyen frases como “juntos estamos cambiando nuestro país en serio”.

En la reciente inauguración de apenas ocho kilómetros de la ruta 7, el Presidente sostuvo que “esto no es relato, no es sarasa, ya terminamos 7600 kilómetros entre rutas y autopistas y tenemos 13.480 kilómetros más en construcción". Ese discurso autocelebratorio es desmentido por datos públicos y privados. El sitio Chequeado.com corroboró que apenas se terminaron 440 kilómetros de autopistas y 21 kilómetros de rutas. A su vez, las tareas en ejecución son casi 15 veces inferiores (905 kilómetros) a lo señalado por Macri. La fake news presidencial también fue desmentida por representantes del Consejo Federal de Vialidad y del Sindicato de Trabajadores de Vialidad

Las propias estadísticas oficiales contradicen el discurso de Juntos por el Cambio. Según la Encuesta Permanente de Hogares  el nivel de cobertura en infraestructura básica (agua potable, cloacas) creció a menor ritmo que en años anteriores. La tasa de crecimiento anual de conexiones cloacales decayó del 0,924 por ciento en 2003-2015 al 0,72 por ciento en 2016-2018. En relación a la red de agua, los investigadores Federico Favata, Gabriel Montos Rojas y Andrés Salles señalaron que “la tasa de crecimiento para 2003-2015 es de 0,357 por ciento mientras que es negativa -0,140 por ciento en 2016-2018”, se informó en “Las obras invisibles”, publicado en Página/12, el 27 de mayo pasado.

En general, los montos destinados a obra pública cayeron durante toda la gestión macrista (con excepción de 2017). Como se sabe, esa retracción inversora convivió con un acelerado megaendeudamiento público. En otras palabras, la deuda no fue destinada a mejorar la infraestructura productiva-social.

Los investigadores del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina explican que “es un frecuente latiguillo en los procesos de endeudamiento con arraigue en el sentido común que la deuda es para hacer obra pública. Sin embargo, lo llamativo de esta estrategia electoral es que si bien el endeudamiento público creció vertiginosamente durante la gestión macrista, la obra pública cayó significativamente, razón por la cual carece de cualquier sustento material según las propias cifras oficiales. En términos más específicos, el gasto de capital del gobierno nacional cayó en 9195 millones de dólares entre 2016 y los primeros cinco  meses de 2019, en tanto que la deuda pública nacional ascendió en 104.715 millones de dólares”.

¿Cuál fue el destino de ese megaendeudamiento? La respuesta es sencilla e inquietante: los fondos se fueron por la canaleta de la fuga de capitales y del pago de intereses de la deuda. “Desde fines de 2015 y hasta mayo de 2019, la fuga de capitales al exterior contabilizó 63.421 millones de dólares. Se trata del 60 por ciento de la deuda pública en moneda extranjera contraída en ese período (105.806 millones). En tanto que los pagos de intereses de la deuda pública acumulados durante la gestión Cambiemos alcanzaron a 41.970 millones de dólares, es decir, el 40 por ciento restante de la deuda”, concluyen los investigadores de CIFRA.

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@diegorubinzal