Las lágrimas. Los discursos. Los chistes sobre el Gato. Todo estuvo puesto al servicio de intentar remontar el voto bonaerense y apuntalar a la candidata a gobernadora, María Eugenia Vidal, y por supuesto, la reelección presidencial. En el cierre de campaña, para el que volvió a elegir Vicente López, el presidente Mauricio Macri se emocionó cuando habló de Vidal y llamó a ir a votar en las PASO, como lo hicieron a repetición todos los y las oradoras. "Falta muy poco para definir el futuro de nuestro país para siempre", se engrandeció el mandatario en busca de su reelección.

Mucha cumbia y música latina fue de nuevo la receta de un acto en el Centro Asturiano en Vicente López, donde gobierna Jorge Macri. El clima de fiesta al principio contrastó con la frialdad del público, que luego precalentó haciendo palmas. No había globos, solo unos banners de colores que decían "Juntos por el Cambio". La austeridad llegó a las campañas. En torno a un escenario 360 se ubicó buena parte del gabinete nacional, así como el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, su vicejefe Diego Santilli, el compañero de fórmula presidencial Miguel Angel Pichetto, el primer candidato a senador Martín Lousteau, además de otros funcionarios e intendentes. En los márgenes se pudo ver al diputado Daniel Lipovetsky, a quien dejaron fuera de la lista de diputados nacionales.

La noche la abrió de local el intendente de Vicente López Jorge Macri, quien negó que estén escondiendo a su primo en las boletas bonaerenses. "Será que ellos están acostumbrados a esconderse. ¡Nosotros no tenemos nada que esconder! Ellos se esconden detrás de un candidato", sostuvo en la primera alusión a Axel Kicillof de la noche. "Esta es la elección más importante desde 1983. Y hay que votar la boleta completa. ¡Es el Gato, la Leona y el gatito!", exclamó Jorge Macri, reservándose ese último apodo para sí mismo.

Luego de esa incursión felina, pasaron al escenario el vicegobernador Daniel Salvador y el ministro de Seguridad y primer candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo. Este último vinculó al Frente de Todos a los barrabravas y dijo que "fueron parte del problema del narcotráfico". También tuvo un dardo para Alberto Fernández: "He visto muchas promesas desde 1983. Pero nunca había escuchado la promesa de que no nos vamos a pelear", lo gastó.

Vidal hizo su entrada entre aplausos y cantitos de "Mariuuu, Mariuuu". El suyo fue el momento de oratoria más importante de la noche, como ya es costumbre. "Es un momento histórico. Nos animamos a cambiar la provincia después de 28 años y por primera vez en más de 90 años vamos a tener un presidente no peronista que termina el mandato", hizo revisionismo histórico.

El tono de Vidal fue intimista: habló de los almuerzo con sus padres los domingos, del amor a sus hijos y lo comparó con el amor que -dijo- siente por los 17 millones de bonaerenses. Se refirió a la soledad y dijo que con el voto hacia ella en 2015 se había terminado una época de sentirse solos. Todo fue hablar de emociones, en clave del discurso que busca Jaime Durán Barba. Los datos, en cambio, decían otra cosa. "Hicimos las obras para que no se vuelva a inundar", sostuvo Vidal, sin recordar las inundaciones que hubo en la provincia durante su gestión.

-¡No se inunda maaaaaaaas! -remedó a Macri alguien desde el público.

"Hay más de un millón de bonaerenses que volvieron a estudiar. En su mayoría mujeres", aseguró Vidal, aunque eso contrasta con los estudios de la UBA que indican que el programa Progresar perdió casi medio millón de beneficiarios y vio ajustado su monto por debajo de la inflación en los últimos cuatro años. "Yo no estoy acá por un cargo ni para hacerme rica. Estoy para dar las peleas que hay que dar. ¡No podemos bajar los brazos después de tantos años de mentiras!", los arengó la gobernadora, que presentó a Macri como "un bonaerense que los necesita" (nació en Tandil).

Macri dedicó una parte importante de su discurso a apuntalar la figura de Vidal, lo que denotó la preocupación que hay en filas oficiales por la diferencia que pueda obtener Kicillof en las PASO (y la diferencia aún mayor que podría haber entre las fórmulas presidenciales). Por eso, cada orador se dedicó a pedir que vayan a votar en las primarias e insistieron con la boleta completa. "Hoy no me quiero quedar corto. Quiero describir en palabras el nivel de cariño que tengo por esta mujer", dijo Macri, que se emocionó hasta las lágrimas. El público se levantó a aplaudirlo entre cantitos de "se siente, Mauricio presidente" y "Sí, se puede".  "Tal vez estoy más sensible porque es el día del Gato", bromeó Macri sobre el apodo. Alguien le pidió que renovara los gritos sobre las inundaciones, y se negó: "No lo voy a repetir. Hoy no hablo en inglés", sostuvo en alusión al "sorry" que dijo hace días luego del "¡no se inunda más, carajo!".

El resto del discurso de Macri estuvo dedicado a plantear que la crisis económica es un esfuerzo que "no es en vano". "Los cambios llevan tiempo y hay que remar. Tengo que pedirles que sigan poniendo", aseguró. No faltó el repaso de las obras públicas. "Si pudimos con el espantoso punto de partida que tuvimos, imaginemos los próximos cuatro años", invitó. Y destacó: "Si la mayoría de los argentinos dice que no vuelve a pasar, no va a volver a pasar".