La Justicia de Santa Cruz pidió nuevos peritajes en el marco de la causa por el crimen de la médica asesinada en la localidad de Puerto San Julián, mientras continúan los reclamos por el esclarecimiento del hecho, cometido el 18 de julio último y por el que hasta ahora no hay ningún imputado ni detenido.

La ginecóloga y obstetra Zulma Malvar (63) fue hallada muerta en su casa y la autopsia determinó que la causa fue asfixia mecánica y que había signos de mucha violencia física durante el ataque y también de defensa por parte de la víctima, según lo informado por el fiscal de la causa, Alejandro Victoria.

Apenas conocido el asesinato, organizaciones de mujeres de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) y otros sectores comenzaron con las marchas para pedir justicia frente al juzgado de San Julián. La última manifestación pública fue el jueves a la noche y allí, los asistentes firmaron un petitorio en el que insistieron en el pedido de “justicia, celeridad y claridad" por el crimen que causó conmoción en la pequeña localidad y en la provincia.

Fuentes judiciales informaron que en las últimas horas "se pidieron nuevas pericias" para avanzar en el esclarecimiento del hecho y que se está a la espera de los resultados, aunque no hay un tiempo estimativo para tenerlos. Por otra parte, respecto de la hipótesis de que se trató de un crimen intrafamiliar, hay diferencias entre los investigadores judiciales y policiales, ya que sólo los últimos quieren avanzar en esa línea.

En tanto, dos hijos de la víctima se constituyeron como querelllantes de la causa, aunque las fuentes señalaron que tampoco hay uniformidad de criterios entre ellos, uno de los cuales es quien halló el cuerpo de su madre y trabaja en el mismo juzgado que lleva adelante la instrucción del expediente, el cual acumula ya 87 fojas.

La última medida de relevancia que se produjo en la causa fue un allanamiento en la casa del hijo de la víctima, Alejandro Jodar, quien vive allí con su pareja, Cristina Burgos, ante la sospecha de que el hecho pudo haber estado motivado por un conflicto familiar. Durante el procedimiento, se secuestraron algunos elementos de importancia para la pesquisa.

Burgos tenía a su cuidado a la madre de la médica asesinada, pero los investigadores determinaron que la mañana del 18 de julio, día en que ocurrió el crimen de la ginecóloga, no había concurrido a su lugar de trabajo. Sin embargo, la mujer se encontraba junto a su pareja cuando llegaron el fiscal y la Policía al lugar donde fue hallado el cadáver pasado el mediodía.

Los investigadores policiales aseguraron que la principal sospecha apunta al círculo familiar de la víctima, hallada muerta y semidesnuda por su propio hijo. Los agentes hallaron sobre una mesa de la vivienda una billetera con tres mil pesos, por lo que descartaron la hipótesis del robo. Además, el hecho de que no estuvieran violentadas las puertas hace suponer a los investigadores que la ginecóloga se hallaba con alguien conocido cuando fue atacada.