La devaluación de los primeros días de la última semana sorprende por la acción contradictoria y cómplice del Banco Central. Su posición ambigua y su acción a destiempo permiten considerar que no intervinieron correctamente para limitar la devaluación. Lo hizo bajo las órdenes de Macri para generar una tensión política y un pánico en la población luego de la derrota. Durante la mañana del lunes 12 de agosto, el BCRA no intervino para contener la devaluación a pesar de que los volúmenes de compra eran exiguos respecto de su capacidad de intervención. Dicho de otra manera, el volumen de las compras tanto en home banking como de las ordenes directas no superaron los 150 millones de dólares, con lo cual una acción decidida del Central hubiera contenido la megadevaluación y mantenido la cotización en el nivel de antes de las elecciones.

Esto significa que los especuladores con fuerte capacidad de compra no estaban en una posición de compra de dólares, ya que consideraban que la devaluación anterior a la elección era suficiente.

Esta actitud contrasta con la posición habitual de los banqueros centrales que deben defender la paridad cambiaria ya que, en parte, de ésta depende la tasa de inflación. Este comportamiento permite recordar que en el momento en que los especuladores internacionales, entre los cuales figuraba el Deutsche Bank, aleccionados por el ministro de finanzas de Alemania, Wolfgang Schäuble, que se aprestaban a reiterar la hazaña de la deuda griega y a lanzar un ataque especulativo contra la deuda española, cuyo presidente era Mariano Rajoy, fueron derrotados con tres palabras del presidente del Banco Central Europeo. 

Mario Draghi, titular del BCE, un ex de Goldman Sachs, había puesto en minoría al bloque alemán en el directorio, y el 26 de julio del 2012 anunció que haría “todo lo necesario” (whatever it takes) para impedir que la especulación ganara. Dicho de otra manera, quienes están del otro lado del mostrador debían saber que se terminó la consaguinidad entre las autoridades monetarias y la especulación financiera. Y así se salvó España de ser una nueva Grecia.

La decisión del titular del Banco Central, Guido Sandleris, de dejar a los compradores fijar el precio del dólar parece haber sido un ensayo del gobierno de propiciar una devaluación adicional para favorecer los exportadores y provocar un shock psicológico en una parte del electorado para culpabilizarlo de la crisis debido al “mal voto”. Tanto es así que solo a principios de la tarde el BCRA incrementó las tasas al 74 por ciento para satisfacer a los bancos privados y el dólar que se vendía a 61 pesos volvió a estar por debajo de los 58. Pocas horas después Macri en conferencia de prensa verbalizó su derrota.

* Doctor en Ciencias Económicas Université de Paris. Autor de La Economía Oligárquica de Macri, Ed. Ciccus, mayo 2019.

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