Hacen más de 30 años (1985), durante la noche inaugural de Cemento descubrí en sus camarines todavía pulcros a un grupo de artistas colmados de gracia irreverente, desparpajo y purpurina recibiendo a los invitados para esa fiesta en que por primera vez Omar Chabán junto a Katja abrían las puertas del legendario espacio ,cuna de una época cada día más añorada.

Eran los hoy ya míticos PEINADOS YOLI , amalgama de estrellas irreverentes y con luz própia, integrada por Doris Nigth, Peter Pirello, (seudónimo del gran Mario Filgueras), Divina Gloria, Dany "China" Panullo,Ronie Arias, Batato y nuestro posterior amigo incuestionable: Tino Tinto, hasta hace pocos días, siempre juntes él con con su gracia y brillo de artista sin par, no sólo por los escenários sino en la vida misma. 

 Tino sorprendía como un comodín del juego creativo, osado y trangresor, imposible de detallar en su incansable vastedad curricular incluyendo la puesta en escena de textos que el propio Alejandro Urdapilleta, muy poco antes de partir , le autorizara dirigir: "Miel de Avispas" o más recientemente , la antiópera "Mamapunk", evocando a Nina Hagen, interpretada primero por Karina K que luedo dirigió a su esposa Cinthya Manzi con las que conformaban un trio inseparable de creación y hermandad. 

Como cantaba nuestra amiga Maria Elena Walsh: "Qué dolor inmenso sobre Buenos Aires ", algo así sentimos por la inesperada noticia sus amigues de siempre este fin de semana ante su su imprevisible mutis de este plano. Nadie como Tino Tinto tan capaz para hacerte sentir siempre acompañado o disfrutando de su charla, riendo sin límites hasta incluso espantar a los caretas. Por conocerlo tanto, se que ahora agradecería que no sufiréramos, no hacernos sufrir con su imprevista aunque en verdad aparente partida. Pero será tan difícil sobrellevar los días futuros sin su presencia.

Con certeza T.T. l ahora ya danza en el cosmos donde al fin de cuentos , una constelación de estrellas tan humanas e innumerable, seguramente lo ha venido a buscar. Brindemos por El , con un abrazo plural para guardarlo en nuestra memoria hasta el fin de los tiempos. Oh irrepetible duende inolvidable.