Se puede tardar mucho tiempo en ganar un videojuego, terminarlo, darlo vuelta. Horas, días, meses. Pero ni todo ese esfuerzo junto equiparará el que se necesitó para que ese juego pudiera comenzar: “Hacer un juego puede durar años enteros”, afirmaba el reconocido desarrollador gamer Agustín Pérez Fernández en una charla dedicada al asunto, dentro del festival de cine Uncipar. El evento más legendario de cortometrajes en Argentina cumplió 40 años el fin de semana pasado en Pinamar y, tal como viene sucediendo en las últimas ediciones, la grilla se esmeró por incluir actividades que no tuvieran que ver específicamente con la creación y realización cinematográfica, como esta del responsable del estudio Tembac .

¿Pero qué tienen que ver los juegos con el cine, más allá de la obviedad de los games sobre películas y los filmes sobre fichines? “El futuro del arte está en la interactividad. La realidad virtual es un ejemplo”, defendió Agustín, quien primero estudió Dirección de Cine y también actuación, pero luego se volcó de lleno a la industria gamer. Y el resultado de ambas experiencias pedagógicas terminó en una interesante síntesis: muchos de sus juegos vinculan campos diferentes de manera experimental, como por ejemplo Mantra o Depresión –“lo hice en un mal momento mío para ver si los jugadores me levantaban el ánimo, cosa que finalmente ocurrió”–, donde se intentan articular habilidades lúdicas con técnicas propias de la salud. Un camino en el que éste último ámbito viene avanzando, especialmente en tratamientos sobre fobias o Alzheimer.

En esencia, la charla de Agustín se centró en mostrar de qué modo la expresividad artística propia de la creación y actuación cinematográfica puede convertirse en una herramienta clave para desarrollar videojuegos. Algo que él mismo despliega a través de su productora Tembac y de trabajos remotos para empresas como Cartoon Network, para la cual realizó un juego interactivo a partir de las canciones de Lali Espósito en la serie Esperanza Mía, sobre la conocida interfaz de los rhytmics games que Guitar Hero y sucedáneos empujan desde hace una década.

Es que en la producción de videojuegos no participan únicamente ingenieros y desarrolladores sino también artistas. “Es un mito aquello del loco solo en su casa haciendo un juego: pueden intervenir hasta 200 personas, entre las que se incluyen programadores pero también músicos o diseñadores gráficos. Porque no sólo es importante la parte lúdica o de jugabilidad sino también el elemento expresivo, que es clave.” Es una combinación poco comentada en este universo, que Agustín estimula especialmente en eventos fugaces que organiza durante fines de semana en los cuales los participantes tienen dos días para ejecutar un proyecto. ¿El premio? “¡Tener un juego propio terminado un domingo a la noche! ¿Qué más pedirle a ese día tan triste, no?”, dice mitad en broma, mitad en serio.

Actividades como ésta confirman también un detalle que Agustín resalta en varios momentos del taller: “A pesar de lo que varios gamers creen, en Argentina hay un recurso humano impresionante y una gran escena independiente”. Un ejemplo es que en nuestro país se hicieron los diseños de los últimos personajes de Mortal Kombat y también varios de los estadios de la saga FIFA. “Esto se debe a que gran parte del trabajo es tercerizado por las grandes empresas”, apunta. Según datos de la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos de Argentina, que por otro lado también informa que apenas el 10 por ciento del recurso humano es femenino, este campo factura anualmente 60 millones de dólares, aunque el 95 por ciento de esa producción y creatividad es exportada.

¿Es mucha plata o poca? La respuesta es tan relativa como imprecisa: la cifra podría ser aún mayor si se contemplaran las ganancias del juego argentino más exitoso y planetario de la historia: Preguntados. Otra prueba de que la creatividad y la interactividad entre disciplinas (el juego por un lado, el conocimiento por el otro) puede convertirse a veces en la gomera con la cual competirle a los Goliats de la industria mundial del gaming.