En un fallo histórico, un jurado popular de Córdoba sentenció por unanimidad a prisión perpetua a Fabián Casiva por el femicidio de Azul Montoro, la joven trans de 23 años que asesinó de 18 apuñaladas en 2017. “Ahora Azul descansa en paz”, manifestó su madre tras dos años de proceso judicial. Al menos 32 organizaciones que luchan por la visibilización del colectivo trans estuvieron presentes en la lectura del fallo. Es la primera vez que se aplica la carátula “femicidio” para una joven trans en esta provincia.

El tribunal de la Cámara en lo Criminal y Correccional Nº 9 determinó que Azul , una trabajadora sexual trans, fue asesinada en octubre de 2017 por Casiva, un chico de 23 años, que había contactado a Azul en pleno centro de la ciudad de Córdoba, y que fue el único imputado en la causa. Su amiga, Lara, la había encontrado en su casa pocas horas después cubierta de sangre.

Según pudo saber este diario , la investigación determinó que ni bien entraron al dormitorio, Casiva sacó un cuchillo (hasta el momento no se pudo determinar si ya lo llevaba con él o si lo buscó en la vivienda) y apuñaló a Azul a la altura del cuello, la tráquea y los pulmones. Ella se quiso defender y opuso resistencia pero el agresor le provocó un golpe en la cabeza y quedó inconsciente.

El abogado de la víctima, Tomás Aramayo, celebró que se haya aplicado la figura de femicidio tal como había requerido la querella. "Azul, a través del cambio de género era una mujer y así debe considerarse como elemento objetivo", afirmó el letrado, quien explicó que también se puso en juego “el contexto, la violencia machista, la supremacía, para que la calificación legal sea inamovible”.

Antes de recibir la condena, Casiva reconoció su culpabilidad, pidió disculpas y alegó que “no estaba en sus cabales”, en consonancia con la estrategia judicial que había desplegado para ser calificado como “no imputable”. “No hay disculpas para estos casos así” , resaltó luego la madre de Azul al conocer la sentencia, aunque dijo estar “más tranquila” porque “se hizo justicia y el asesino está donde debería estar siempre”. “Ahora Azul descansa en paz”.

Las organizaciones LGBT+ que acompañaron el proceso judicial también estuvieron presentes y subrayaron que el de Azul había sido “un crimen de odio”. “Se hizo justicia por Azul, pero quiero resaltar que nunca estuvimos solas, siempre estuvimos juntas. Basta de crímenes de odio”, enfatizaron las representantes.