María Luz, docente de una Escuela primaria pública de Mataderos, relata una propuesta de trabajo de ESI con familias de séptimo grado del turno tarde, que se llevó a cabo en el marco de un trabajo en relación con "Cuidar el cuerpo y la salud". A las familias se les propuso abordar, desde el eje "Respetar nuestros derechos", dos preguntas: ¿Qué derechos tienen niñas, niños y adolescentes en relación con la salud, en general, y la salud sexual y reproductiva, en particular? Y ¿Cómo lxs acompañamos en esta nueva etapa de su desarrollo?

Entonces, se les entregaron breves relatos de situaciones posibles de ser vividas por chicxs de entre 12 y 15 años y fragmentos de normativa en relación con la salud sexual y reproductiva. Se les propuso analizar los primeros a la luz de las segundas y se abrió un debate a partir de tres interrogantes: ¿Qué derecho no se respetó en esta situación? ¿Cuál es el riesgo de esta situación para ese/a chico/a? ¿Qué harían si fueran un/a adulto/a que cuida a [ nombre del/la protagonista del relato]?

"Sorprendida, encontré a lxs adultxs con gran interés por debatir e intercambiar en torno a la temática. A la vergüenza por leer en voz alta las situaciones o los fragmentos de normativa, se le contrapuso el entusiasmo por pensar momentos vividos con sus hijxs donde algo de lo que se debatía, resonaba. Compartían experiencias de hijxs más grandes, pensaban qué harían (si eran "novatxs" en el vínculo con hijxs adolescentes), se reían, hacían chistes, planteaban nuevas preguntas", relata María Luz.

Sólo dos madres plantearon su descontento. Dijeron que no estaban de acuerdo con el abordaje de la sexualidad en la escuela, sobre todo con lo que exige hablar de los cuerpos, de la genitalidad, de las relaciones sexuales y de los cuidados. Para ellas, esa era tarea de la familia, en su casa se hablaba mucho de eso. "El problema lo había generado la presencia del clítoris en la descripción de los órganos sexuales femeninos. Pareciera que si no cumple una función reproductiva, no hay por qué nombrarlo", apunta María Luz. Sin embargo, la oposición a esta mirada fue generalizada. "Yo no sé cómo hablar con mi hijo. Me parece perfecto que en la escuela se trate. Si no, terminan siendo padres muy jóvenes" o "A mi hija le da vergüenza hablar de la menstruación conmigo, pero sé que acá lo habla" fueron comentarios de algunos adultos que apoyaron el desarrollo de la ESI en la escuela.