En Goya comenzó el segundo juicio oral contra el sacerdote Domingo Pacheco, acusado de abusar sexualmente en reiteradas ocasiones de un joven de 14 años que formaba parte del coro de su iglesia, en Esquina. Ante el Tribunal Oral Penal (TOP), en una audiencia sin público, Pacheco aseguró que es inocente. Durante la jornada pasaron ocho de los más de 20 testigos que fueron convocados para el debate en el proceso cuyo comienzo había sido ratificado el viernes pasado por el Superior Tribunal de Justicia provincial, que dio lugar a los recursos del fiscal y la querella. En diciembre de 2013, en el juicio anterior, el mismo TOP, pero con otra integración, había absuelto al religioso “por insuficiencia de pruebas”, en un fallo cuyos razonamientos fueron considerados arbitrarios, y que criticaba a la víctima y a los profesionales de la salud que trabajan habitualmente con víctimas de abuso sexual.

El sacerdote fue denunciado en octubre de 2011 por un joven que formaba parte del coro de la capilla San Antonio, en Esquina, donde Pacheco oficiaba misas. Al momento de la denuncia, el chico rondaba los 20 años, y contó que era abusado por el párroco desde hacía al menos cinco años. Pocos días después, con el sacerdote bajo prisión preventiva, un joven de 19 años, también integrante del coro de la parroquia, acusó a Pacheco de haber abusado también de él, pero esa denuncia no prosperó. En noviembre de 2013, el obispado de Goya, a cargo de Ricardo Faifer, aportara el título de propiedad de una camioneta del organismo para cubrir una fianza de 50 mil pesos, de modo que el cura permaneciera en libertad mientras se sustanciaba el proceso. “Lo hice en ayuda de un hermano”, dijo entonces Faifer, quien detalló que lo había decidido ayudarlo para “que pueda esperar con serenidad estos días y se prepare para el juicio”

Al mes siguiente, el TOP dictó un fallo absolutorio que fue apelado por la querella y la fiscalía.

Tres años después, el STJ entendió que el tribunal, que había absuelto al cura alegando “duda razonable”, había dictado un fallo “arbitrario”. La sentencia “estuvo plagada de descalificaciones personales hacia la víctima, su hermano y los profesionales médicos intervinientes, tomando posición adelantada en relación a la víctima, esbozando preconceptos sobre esta y en forma general sobre la labor médica de quienes asisten a víctimas en estos casos”, detalló el máximo tribunal correntino en un comunicado oficial. El texto advertía, además, que los jueces no habían hecho “un análisis que se correspondiera con una visión integral de las probanzas”.

La denuncia que llegó a juicio era por abuso sexual con acceso carnal. El joven denunció que el primero de los abusos se perpetró mediante un año, en 2006, cuando Pacheco lo hizo subir a su habitación, mientras trabajaban en un proyecto llamado “Biblia Abierta”; una vez allí, narró el joven, el cura echó llave a la puerta, apagó la luz y lo violó. Desde entonces, los abusos habían continuado. El joven explicó que había callado durante años porque el cura “venía a casa, cenaba con nosotros, para mis padres era uno más de la familia”. “Me decía ‘a vos quién te va a creer si sos un loquito y yo soy un cura’. Me amenazaba siempre”, había contado entonces el denunciante.

La abogada querellante, Verónica Vergez, había pedido que fuera condenado por abuso sexual con acceso carnal doblemente agravado en la modalidad de delito continuado.

Hasta el viernes, Pacheco era defendido por abogados de un estudio privado, Leguizamón-Varela, que luego de que el STJ ratificara la orden de realizar un nuevo proceso judicial y su impugnación de la primera sentencia, renunciaron.