La madre de un paciente hemofílico contagiado con VIH cuando era bebé sostuvo que le "tiraron una cruz" y la "dejaron andar por la vida así", en su declaración ante la Justicia durante el juicio que se sigue a dos médicos y un abogado, los tres de la Fundación Argentina de la Hemofilia, por haber propagado ese virus y hepatitis C a finales de la década del 70 en transfusiones contaminadas.

La mujer, Rosa Avila, relató ante el juez Fernando Machado Pelloni, del Tribunal Oral Federal 3, cómo sucedió la transmisión de esos virus a su hijo, algo que cambió la vida de ambos y por lo cual, además, los responsables nunca respondieron ante ella. "Me tiraron una cruz y me dejaron andar por la vida así, me tiraron una bomba y arreglate como puedas. No tenía obra social y no me ofrecieron nada. Tenía 14 años y yo lo llevaba a upa, necesitaba comer, vestirse, yo tenía que trabajar", recordó.

"No entendí cómo se contagió con el factor si él tenía que curarse la hemofilia, quedé como muerta. Mi cerebro decía basta", dijo Avila durante el debate que se lleva adelante en los tribunales federales de Retiro desde principios de agosto .

La mujer, de 61 años y que mantiene a su hijo con la venta callejera de tortillas en el Talar de Pacheco, recordó que su hijo fue diagnosticado como hemofílico cuando tenía 9 meses. Luego, comenzó su tratamiento en la Fundación de la Hemofilia, donde le aplicaron factor 8, que -según se supo después- estaba contaminado con los virus.

Esto ocurrió en 1979, cuando el niño tenía alrededor de 2 años. Cuando trascendió la seguidilla de transmisiones de virus, la mujer y su hijo fueron convocados para que el nene se sometiera a un estudio. El resutlado indicó que tenía el virus VIH en la sangre. Algunos años después se le detectó Hepatitis C.

"Pensaban que yo lo golpeaba, le hicieron estudios y lo mandaron a la Fundación. Me explicaron que con el tratamiento con factor podía tener una calidad de vida buena", dijo.

Avila recordó que cuando se hizo público el contagio la citaron a una charla en la Academia Nacional de Medicina donde le informaron lo ocurrido. "Ellos empezaron a explicar cómo se agarraron los chicos con el factor 8, me preocupé por darle de comer, no pensé 'voy a investigar qué hicieron con él'. Pero se estaban muriendo muchos, pido la historia clínica y (uno de los acusados, el médico Pedro Raúl) Pérez Bianco me dice que se había quemado".

Avila también advirtió que le entregaron "historias clínicas diferentes" de su hijo, que actualmente tiene varias enfermedades y está a su cargo.

En el juicio están acusados los médicos Pedro Raúl Pérez Bianco y Miguel de Tezanos Pinto y el abogado Eduardo Viedma , los tres de la Fundación de la Hemofilia.

Durante la audiencia también declaró el médico hematólogo Héctor Torres, quien, como testigo, sostuvo que para los años 1982, 1983 "ya era vox populi en la comunidad médica el contagio masivo" con los concentrados antihemofílicos. 
"Hasta que hubo un conocimiento del virus no se podía tomar una precaución porque no se podía detectar lo que se quería evitar", explicó.
La investigación estuvo en un principio a cargo del juez federal Claudio Bonadio, quien cerró el caso, pero luego fue reabierto por la Cámara Federal y otro magistrado, Sebastián Ramos, la envió a juicio oral.