Respecto del desarrollo de la carrera, a nivel nacional el Mapa de la justicia confeccionado por la Oficina de la Mujer de la CSJN muestra la segregación vertical; en el sistema la inserción femenina supera a la de los varones en los puestos administrativos y niveles inferiores de la carrera judicial, y va perdiendo presencia cuando se avanza hacia la cúspide de la pirámide jerárquica. En ese recorrido se habla de escaleras rotas o cañerías que gotean para explicar el fenómeno de retraso de las carreras laborales y profesionales.

Si el sistema segrega, hay que cambiarlo. Si queremos espacios de trabajo más dignos y equitativos hay que repensar el esquema de regulaciones rígidas disociadas de las reales condiciones de inserción de las mujeres en el trabajo remunerado y en el reproductivo; hay que efectivizar el “discurso del respeto por las diversidades” y llevarlo a la práctica concreta mediante instrumentos de política construidos en base a procesos participativos.

Se trata de reinventar los instrumentos de gestión de los recursos humanos --incluidos los aplicables al ingreso, mecanismos de evaluación para el progreso, y sistema de premios y castigos--  porque hasta ahora son poco ingeniosos para suplir inequidades.

Por ejemplo, ¿qué pasaría si al evaluar los antecedentes de los/as aspirantes a cubrir cargos judiciales, se valoran sus experiencias concretas en tareas de cuidado y si efectivamente, se evalúan las actitudes y habilidades específicas para operar el derecho con perspectiva de género?

* Abogada especializada en análisis y evaluación de políticas públicas (por Universitat Pompeu Fabra, Barcelona School of Management).