El fenómeno conocido como masking lleva ya unos años en boca, cuerpo y cutis de varixs. Nacida como una práctica derivada del fetichismo por los trajes de látex, la creación de máscaras femeninas completas (con peluca y cuello inclusive) usadas por hombres no conlleva necesariamente una carga sexual y se ajusta únicamente al gusto de su dueño por querer feminizar su fisonomía efímeramente. Uno de los canales de difusión más acudidos es, desde hace años, el canal de youtube Julie Masking, que tiene a un usuario mostrando sus adquisiciones y fabricaciones en silicona pintada. La comunidad online Dolls Pride, por otra parte, congrega a miles de usuarixs de máscaras y a personas interesadas en conocerlxs. Nos preguntamos desde aquí: ¿existirán mujeres maskers? 

La versión italiana de la revista Vogue, por su lado y bajo amparo indudable de la corajuda editriz Franca Sozzani, se atrevió en 2012 a retratar un portfolio con modelos femeninas que lucían o no, alternativamente, esta clase de máscaras, no tan distintas por otro lado a algunos modelos de rostros lucidos por superestrellas de la música y la cultura pop. 

Nuestra muñeca de tapa, Pandemonia, bien podría considerarse parte de esta tendencia puesto que el fundamento de su accionar consiste en fabricarse una identidad momentánea mediante el uso de una máscara corporal completa. Sus rasgos faciales, no obstante, no crecen por sobre los de la persona que hay debajo del traje como en el caso de las prótesis propias del masking sino que, más que otra cosa, los ocultan y los cubren de color. Y aunque ella no persiga con sus performances un interés erótico, queda pendiente disolver la intriga de cómo se sentirá un cuerpo moviendo el látex desde adentro, pelos con piel con talco, en plena alfombra roja después de tres horas de trajín social. ¿Serán los atuendos de Pandemonia tan impecables en vivo como en imágenes? ¿La acompañará cual halo de plomo ese perfume tan característico de los productos hechos en látex, que es seco y es dulce? l