El Tribunal Oral en lo Federal Criminal 2 de Salta dará a conocer mañana su sentencia en el juicio que se sigue a quien en 1976, mientras reinaba el terrorismo de estado, era el único juez federal en la provincia. En este proceso está acusado de no haber investigado el secuestro y desaparición del ex gobernador Miguel Ragone, cometido el 11 de marzo de 1976, trece días antes del golpe de Estado. Además, tiene otras dos causas por crímenes de lesa humanidad.

Fernando Pequeño, nieto del ex gobernador y querellante en el proceso, junto a su madre, Clotilde Ragone, ratificó su deseo de que el ex magistrado sea condenado a prisión perpetua, “como partícipe necesario del homicidio” y no como encubridor. Sin embargo, dijo que cree que la sentencia será por el delito más leve.

Pequeño se manifestó “muy sorprendido” por el hecho de que el fiscal federal Carlos Amad “no haya cambiado la carátula de la acusación a partícipe necesario. Escuché atentamente su alocución y su duro mensaje con ribetes morales para los tres jueces y me sorprendió que después de esa intervención (…) no lo haya acusado a Lona de partícipe necesario, y es una desilusión de la justicia federal de Salta, yo apostaba más por ese fiscal”, sostuvo ante la consulta de Salta12.

La Fiscalía pidió 15 años de prisión para el ex juez, por encubrimiento y prevaricato. El fiscal, criticó Pequeño, “tampoco se jugó a ir en contra de la comunidad jurídica (…), dejó sola a la querella, se diferenció, y él es parte de la comunidad jurídica”.

En cambio, se manifestó “muy contento de que todo el resto de las querellas hayan cambiado la carátula de la acusación a como acusamos nosotros a Lona”. También son querellantes la organización de derechos humanos Encuentro, Memoria Verdad y Justicia y la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Las tres querellas pidieron prisión perpetua, por entender que el ex juez fue parte del operativo para matar a Ragone.

Pequeño memoró un encuentro con Lona en los pasillos de la Justicia Federal salteña, cuando fue convocado a indagatoria por el juez federal Fernando Poviña. “Me impresionó el saludo con honores de todos los empleados de la Justicia Federal. Yo estaba al final de pasillo y él me increpó como si fuese un padre (…) y me dijo: ‘No entendés nada vos, si yo no hubiese hecho lo que hice no iban a poder hacer ningún juicio’. Y yo solamente le respondí que vaya a buscarlo a su amigo Guil a la cárcel y se pongan de acuerdo para contarnos qué es lo que hicieron con el cuerpo de Ragone”, recordó. Joaquín Guil fue jefe del área de Seguridad de la Policía de Salta, un hombre poderoso en la dictadura, que ya cuenta con reiteradas condenas por terrorismo de Estado.

En cuanto a que Lona llegó a juicio con 81 años, Pequeño agregó que ve “la perversión del instrumento de la comunidad de jueces. Y entiendo que el viejito que veo sentado ahí es una supervivencia y un desecho de otra época. Y que si pudimos acusarlo es porque ya no les sirve”. “Le soltaron la mano porque ya no es útil”, insistió.

-¿Crees entonces que el Poder Judicial no se ha renovado ni ha cambiado sus valores en este tiempo? –consultó Salta12.

-No. Para nada. Creo que el martes vamos a asistir a una consagración de lo inconmensurable del mundo de los jueces, que se preserva a sí mismo, que va a hablar en esa sentencia. Y yo creo que va a ser una sentencia por prevaricato –respondió.

A pesar de su escepticismo, el querellante valoró que el hecho de que se juzgue a Lona implica que “hemos conseguido ir un paso adelante en disminuir el miedo que la gente le tenía al poder del juez” y reiteró que le gustaría “que la justicia sea de verdad para todos”, aunque dijo que entiende que “una cosa es desechar a un juez que ya no le sirve a nadie y otra cosa romper las connivencias íntimas de una comunidad judicial que yo diría algo así como que baila a su propio ritmo”.

El nieto de Ragone tenía 8 años cuando el dirigente peronista fue secuestrado en la ciudad de Salta. Lo vió por última vez la noche anterior, cuando su abuelo le dio “plata para ir comprar golosinas al almacén de Arredes”. Esa fue también la última vez que vio a Santiago Arredes, quien fue asesinado por los secuestradores. Además, los atacantes intentaron matar a Margarita Martínez de Leal. Estos dos hechos también se investigan en este proceso.

“Del día del secuestro recuerdo el operativo de la Policía en el departamento a la mañana temprano. El asesinato fue a las 8, 8.30, a las 9 de la mañana estuvo la Policía en mi casa, vestidos de civil, con armas, y requisaron todo”. “Sentimos miedo, el mismo que sintió cada salteño en los operativos en todos los barrios que hicieron diciendo que buscaban a Miguel Ragone, pero era muy clara la estrategia de ellos, meter el miedo”, sostuvo.

Y dijo que puede imaginarse a Lona como juez hace 43 años, la imagen de “un hipócrita (…) prometiéndole a la viuda de Ragone que investigaría, cuando estaba en realidad organizando el éxito final del operativo la mañana del 11 de marzo”.