La poeta y performer alemana golpea sobre las palabras como lo haría sobre la madera; construye poemas escénicos como esculturas de voz y sonido. Escucharla y verla componiendo en vivo, con las ondulaciones de su voz, una loopera, pedales de efecto y sintetizadores para crear una intimidad que desafía las percepciones imperantes, es una experiencia radical. Imposible salir indemne de sus ecosistemas sónicos o instalaciones sonoras. Estallan en el oído, en el cuerpo, en la mirada. Rike Scheffler, invitada por el Goethe-Institut al 11° Festival Internacional de Literatura en Buenos Aires (Filba), explica en la entrevista con Página/12 su propuesta artística. “La escritura de vanguardia y política sigue significando radicalismo, preguntas sobre la estética, visiones y utopías. ¡Con la diferencia de que ahora progreso también significa despedirse del cuento de hadas del progreso! ¡Despedirse del capitalismo!”, dice la autora del libro der rest ist resonanz (el resto es resonancia), que recibió el premio Orphil Debut “por su escritura política y de vanguardia”.

--En el poema “Identidad” aparece un material cercano a lo autobiográfico: “Vengo de una familia de padres muy exigentes. Muchos de mis abuelos, abuelas eran nazis”. ¿Por qué elegiste escribir y pronunciar esa palabra?

--Mi material de trabajo es el lenguaje. Según cuál sea la idea detrás de un poema o pieza sonora, voy variando la sintaxis y el estilo; trabajo con diferentes lenguajes para representar realidades específicas y contextos sociales. Con respecto al poema que mencionás, fue creado de manera personal y confesional adrede, conforme al título “Identidad”. Conceptos psicológicos como la identidad personal y la colectiva me interesan desde mi época de estudiante de psicología, que fue hace mucho tiempo. El objetivo del poema “Identidad” es poner en evidencia cómo los seres humanos nos construimos a nosotros mismos y a “los otros” de manera permanente, cómo estas construcciones son simplificadas, excluyentes y violentas, y cómo pueden tener consecuencias fatales. ¡La historia ya lo ha demostrado! No obstante, la búsqueda de identidad también demuestra la necesidad humana de obtener reconocimiento y tener un sentido de pertenencia. Estas necesidades deben ser tomadas en serio. Para mí es muy importante llamar a las cosas por su nombre. Nací en Berlín en 1985. Durante su época de estudiantes mis padres participaban regularmente en las protestas de la izquierda que reclamaban el esclarecimiento de los crímenes nazis. Con todo, en Alemania sigue habiendo enfoques, tanto en el debate sobre el nacionalsocialismo como a la luz del creciente nacionalismo de derecha, que me parecen problemáticos.

--En ese mismo poema afirmás que hiciste tuyo el eslogan de tu editorial: “poesía como forma de vida”. ¿En qué sentidos la poesía es una forma de vida?

--Mi editora es la gran Daniela Seel. Una vez la llamaron “la Che Guevara del mundo editorial alemán”. En sus comienzos, cuando fundó la editorial “kookbooks” con el diseñador gráfico Andreas Töpfer, se reían de ella, especialmente los señores mayores del mundo literario. En aquel tiempo ya era una poeta extraordinaria y formaba parte de un grupo de poetas que se animaba a experimentar con nuevos formatos, estilos de escritura y formas innovadoras de presentación en la literatura. Y se dio cuenta de que no existía la posibilidad de publicar esta nueva poesía en un formato de gran calidad. “La poesía como forma de vida” surge a partir de esta realidad y yo crecí junto a ella. La lírica y la poesía no son lugares en donde el capital y el pensamiento utilitario mandan, sino que son lugares en donde uno puede expresar y vivir el pensamiento, la reflexión, la belleza, la destrucción productiva, la resistencia y la comunidad.

--¿Por dónde empieza tu trabajo? ¿Por la voz? ¿Sin voz no hay poema?

--Correcto, a menudo el punto de partida es la voz, el sonido y la musicalidad de las lenguas. Las piezas en sí mismas tienen diferentes formas, desde poemas (impresos), performances en vivo hasta instalaciones de sonido. Por consiguiente no tengo un método único, voy siguiendo las necesidades de las diferentes ideas. Para trabajar durante mis talleres de escritura en Buenos Aires y Montevideo, les pediré a los participantes que traigan simplemente una palabra, un material textual que los haya “impactado, enojado o conmovido”.

--Trabajás la repetición cuestionando la idea que implica “decir lo mismo”, cuando una pausa, un silencio, el énfasis en una palabra, hace que lo “repetido” sea distinto. ¿Qué te interesa del trabajo con la repetición?

--¡Sí, amo la repetición como recurso! Justamente porque, tal y como decís, ¡no creo en ella! En concreto, no creo que con el avance del tiempo sea posible realizar una repetición idéntica de algo. Pequeños matices, variaciones de la voz, la entonación y todo lo que hacemos ocurre junto a un mundo en constante movimiento. Es decir, el contexto nunca es el mismo. Sólo podemos hacer una cosa, una vez, por primera vez. Al repetirla, ya es otra cosa. La misma oración va a cambiar cuando la diga por segunda vez, porque va a ser percibida en relación con la primera. Así van surgiendo una red de significados y relaciones. En el interior de una pieza no se puede retroceder al espacio de silencio inmediatamente anterior.

--¿Qué es una escritura política y de vanguardia hoy en el siglo XXI?

--¡Es una gran pregunta! Sólo la puedo responder de manera insatisfactoria y muy personal. En realidad, volvemos al tema de “La poesía como forma de vida”. Si bien con frecuencia se les reprocha a las vanguardias cierta arrogancia y aferramiento anticuado a un grupo de “pioneros” (un reproche no del todo injustificado), en gran medida me han influido muchos pensadores y artistas de “vanguardia”. Pienso que hoy en día la escritura de vanguardia y política sigue significando radicalismo, preguntas sobre la estética, visiones y utopías. ¡Con la diferencia de que ahora progreso también significa despedirse del cuento de hadas del progreso! ¡Despedirse del capitalismo! Una distribución global justa de recursos y privilegios, en el sentido de Donna Haraway: la coexistencia pacífica y consciente de seres humanos y otros seres vivos en la tierra. Una vida sustentable. Una solución a la crisis climática causada por los seres humanos. Para mí, todo eso sería (lamentablemente todavía) de absoluta vanguardia.

* Jueves 26 a las 11, taller de poesía performática (Centro Cultural de la Ciencia, Sala 2, Godoy Cruz 2270, en inglés, con inscripción previa). El mismo jueves a las 17, María Luque ilustrará en vivo poemas de Scheffler en el CCK (Sarmiento 151).

 

* Viernes 27 a las 21.30, Noche de poesía, en La Confitería (Av.Federico Lacroze 2963). Entrada libre y gratuita.