"Es la primera vez que grabamos algo solos, tocado completamente por nosotros, sin programaciones", sintetiza Mariano Ruggieri. Entre los recuerdos compartidos y la mirada puesta en el horizonte, Lento camino a casa (BlueArt Records) desprende una sensibilidad íntima. Lo hace a la manera de historias compartidas, donde cada composición ocurre como un episodio que cifra huellas profundas, en la música y en las vidas de Mariano y Luciano Ruggieri. Los hermanos presentarán el disco hoy a las 21 en Galpón 17 (Franja del río), con entrada libre y gratuita.

"La mitad del disco son temas recuperados de la adolescencia, cuando yo usaba un sintetizador Workstation: un sequencer donde tenías 16 pistas para ir grabando distintos instrumentos. Me la pasaba armando temas con los que después no hacía nada. Así que recuperamos algunos y los reelaboramos con Lucho, con nuestra forma de tocar hoy y con sintetizadores análogos", explica el músico.

"La mitad del disco son temas recuperados de la adolescencia, cuando yo usaba un sintetizador Workstation. Los reelaboramos con Lucho". Mariano.

Lento camino a casa se estructura en torno a nueve piezas de encastre, en donde Mariano Ruggieri (piano Rhodes y sintetizador análogo) y Luciano Ruggieri (batería, percusión y accesorios) ofrecen un mundo personal, cuyo sonido afecta ciertas fibras sensibles. En este sentido, "los sintetizadores análogos remiten a la música acústica, que es también en la que nosotros tratamos de especializarnos. Estos sintetizadores tienen esa reminiscencia porque son circuitos diferentes a un teclado digital. Y eso tiene su impronta, desde lo orquestal y desde lo humano. Al haber recuperado temas de hace más de 20 años y tocarlos con este tipo de instrumentos, que son muy potentes, aparece la referencia a las melodías de ese momento, cuando escuchábamos Pink Floyd, el Flaco, Charly García. Pero elaborado desde nuestro presente, con toda la música que hemos escuchado, lo que hace que también haya momentos de improvisación".

--Lo que habla de una experiencia en donde seguramente conviven cuestiones personales.

--Son sonoridades de ayer, vueltas a elaborar. Yo tengo el recuerdo de los sintetizadores de Yes, de Pink Floyd, de Vangelis. Recuerdo estar sentado en las rodillas de mi viejo escuchando enteros los discos de Vangelis, con unas lucecitas de colores que él tenía en una habitación de música. Es como volver a ese momento, a esa habitación chiquitita. Allí se hacían muchas cosas, pero la llamábamos la sala de música. Mi viejo tenía un sillón, dos parlantes, y esta especie de chuflo con pelos que cambiaban de color. Para nosotros era mágico. Él disponía cuándo se escuchaba música. Se apagaban las luces, se prendía el chuflito, y se ponía el disco que él quería: Beatles, Sandro, Vangelis, Ennio Morricone, siempre te sorprendía. Volver a esos momentos, con mi hermano, es muy emocionante. A diferencia de otros trabajos, éste tomó una guía personal. Fue como volver a casa.

"En la sala de música, mi viejo tenía un sillón, dos parlantes, y esta especie de chuflo con pelos que cambiaban de color. Era mágico". Mariano.

--¿Cómo fue el trabajo junto a Luciano?

--Lucho es un gran arreglador, creo que la posición de baterista ofrece una predisposición diferente para la escucha. El baterista es como el arquero, ve el partido desde un lugar que los demás no pueden, pone el oído en otros lugares; te arregla una introducción, un final, un interludio, está atento a si el timbre que usaste es el adecuado o si hay que filtrarlo o retocarlo. La capacidad de arreglar y de poner el oído que tiene Lucho es cada vez mayor, y ésta no es una música que él escuchó tanto. Yo le propuse los temas y él los arregló, con introducciones, finales y giros en el medio. Las bases que hace en el disco se le fueron ocurriendo mientras lo tocábamos.

--El primer y el último tema son los únicos que tienen letra.

--El primero (Sólo el amor) es una traducción al francés de un tema de Silvio Rodríguez, muy querido por nosotros, y el último (Receptores del mensaje) es una poesía que escribió Emiliano Delfino (Delfino Flow), rapero número uno de Argentina, que vive en Santa Fe. Le musicalizamos esa poesía. Si bien es un disco de jazz con sintetizadores vintage, incluimos este tema porque es esperanzador, obra de un talentoso de la poesía, muy joven y con una proyección tremenda. Incluirlo nos pareció importante.

En la presentación de esta noche, agrega Mariano Ruggieri que "no habrá pistas ni programación; si bien hay momentos en donde el teclado hace los bajos, no se van a reemplazar instrumentos. No es la idea ponernos a cubrir espacios. Somos un dúo de sintetizador y batería; de lo contrario, habríamos pensado en otra formación".