El radical Rodolfo Suárez será el gobernador de Mendoza tras imponerse con gran amplitud a la peronista Anabel Fernández Sagasti. La senadora derrotada reconoció temprano el resultado tras felicitar al actual intendente de la capital de la provincia. Con él ganaron la Unión Cívica Radical (UCR) y en particular el mandatario saliente Alfredo Cornejo. Lo consiguieron merced a la táctica de provincializar la elección hace meses. La reforzaron despegando su campaña del PRO, de la Casa Rosada en términos generales y del presidente Mauricio Macri en especial. Cornejo lo cuestionó la misma noche del 11 de agosto, tras conocerse el veredicto popular en las Primarias Abiertas (PASO) nacionales.

Los aliados de la coalición Cambiemos se prenderán en el festejo. Alegarán que tiene proyección nacional, que “sí se puede”. Se trata de una lectura voluntarista al extremo, aventurada. Como saben los intendentes oficialistas en todo el país Macri tira para abajo cualquier boleta. Por eso, en distintas comarcas inventan modalidades creativas de corte. A tijeretear, a tijeretear, el nuevo modo de alambrar. Los mendocinos evitaron tener a Macri en su boleta: acertaron al “desdoblar” como ya había hecho, con éxito, el gobernador boina blanca jujeño, Gerardo Morales.

El radicalismo conserva así las dos provincias que había conquistado en 2015 sumándolas a Corrientes. Santiago del Estero, comandada por el correligionario confederado Gerardo Zamora, es un planeta aparte no sometido a la estructura partidaria. A nivel de capitales de provincia retuvieron menos: perdieron Córdoba, Neuquén, Paraná, Santa Rosa y Santa Fe. Mendoza les siguió siendo fiel: la mantuvieron con holgura.

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En el desenlace primó la lógica: prevaleció el favorito, que había obtenido siete puntos de diferencia en las Primarias Abiertas (PASO) provinciales batiendo a un precandidato del PRO.

El despliegue territorial de la UCR es otra de las claves: manda en la mayoría de las intendencias. La Constitución mendocina prohíbe la reelección inmediata del gobernador, mientras en las comunas está permitida la de los intendentes. El primer mandatario provincial, pues, tiene poder relativo menor a los colegas de otros pagos (nace pato medio rengo, pongalé)… Y el peso específico de los intendentes (que pueden perdurar muchos años) es alto en términos comparativos.

Mendoza es la provincia con “alternancia perfecta” desde 1983: cinco gobernadores radicales y cinco justicialistas. En general cada gestión coincidió con gobiernos nacionales del mismo signo pero hubo excepciones a dicha tendencia dominante. Por ejemplo, Julio Cobos, hecho famoso, gobernó en el mismo período que el presidente Néstor Kirchner.

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Los antecedentes de compulsas locales vienen favoreciendo a la UCR desde 2013. En 2015 Cornejo llegó a la gobernación con el 48,38 por ciento y más de siete puntos de luz sobre el peronista Adolfo Bermejo. En aquel entonces, el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) cuya lista fue encabezada por Noelia Barbeito sacó más del 10 por ciento de los votos. Ayer repitió candidata pero no desempeño. El FIT se resignó a alrededor del tres por ciento. Esta nota se cierra antes de tener la totalidad del primer escrutinio, los porcentajes no son definitivos.

Un emergente local --José Luis Ramón (Partido Protectora)-- surgió en 2017 y se alzó con una diputación nacional, capitalizando en parte la pésima performance del peronismo. Ayer padeció la polarización conservando de todas formas más de un 8 por ciento.

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Fernández Sagasti sigue en el Senado nacional. Cornejo tiene asegurada una banca como diputado pues encabeza la lista de Cambiemos para las respectivas elecciones de octubre. Con el veredicto de las PASO nacionales cada fuerza hace sus propios cálculos y simulaciones para imaginar cuántas bancas tendrá. Dedicarse a ese ejercicio ahora es medio azaroso, seguramente se pondrá de moda en las últimas semanas de octubre. Si se reiteraran, grosso modo, los guarismos de las PASO el Frente de Todos podría coquetear con la mayoría en la Cámara alta y quedar cerca en Diputados. El radicalismo especula con mejorar la proporción de bancas respecto de los aliados de PRO, aspecto de discreta relevancia si se da el milagro de la reelección de Macri. Cobraría mayor importancia si se confirma la predicción más lógica: victoria de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner en primera vuelta.

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El peronismo mendocino, que se había ilusionado con un batacazo de “la Anabel”, ahora se concentrará en la competencia del 27 de octubre. Dos semanas antes se realizará la primera vuelta de las elecciones en Chaco, una de las pocas provincias que tienen sistema de ballottage, en su caso idéntico al nacional. El ex gobernador peronista Jorge Capitanich pinta como favorito.

La jornada de ayer como las precedentes en otros distritos se caracterizó por un valioso clima cívico, sin incidentes llamativos y con una buena participación (75 por ciento).

La seguidilla de comicios agrega otra revalidación del oficialismo provincial. Así suele ser la tendencia desde hace décadas y también en 2019. Hasta ahora cambiaron de signo Tierra del Fuego y Santa Fe. Solo dos aunque esta última crucial porque el peronismo avanzó en una gran provincia que había perdido en 2007. En base a los resultados de las PASO bonaerenses todo indica que el Frente de Todos recobrará esa provincia fundamental el 27 de octubre.

Los radicales saben que el futuro a nivel nacional pinta muy oscuro, casi irremontable. Resignar el feudo cuyano equivalía a una debacle. Refrendar su primacía por un margen superior al esperado justifica los festejos y hasta tener cierta indulgencia ante el oportunismo macrista. De cualquier modo, Cornejo “la tenía clara”: ningún funcionario nacional entorpeció la campaña que él condujo ni se subió ayer al palco de los vencedores.

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