El mismo día en que se conocía que Rosario tiene un índice de pobreza que llegó al 35,5 por ciento de la población, el abogado defensor de un limpiavidrios que enfrenta una causa por robo planteó públicamente que llevarse pañales y leche de una farmacia "no es un robo sino un caso de absoluta necesidad". "El Estado se olvida de él pero le exige que respete sus normas", sostuvo el letrado César Ceragioli.

La Justicia deberá determinar si un hombre indigente que se llevó tres paquetes de pañales y cuatro latas de leche maternizada de una farmacia cometió un robo por el que deberá cumplir una condena en la cárcel. Su abogado defensor planteó una paradoja al exigir su liberación: el acusado es un limpiavidrios que vive en una de las villas de la ciudad, tiene 3 hijos a cargo y no puede solventar la economía familiar.

El hombre de 29 años estuvo 22 días preso por ese hurto en una farmacia de Córdoba y Avellaneda. Según trascendió, el hombre se acercó a la caja y dijo que mantenía con el titular del negocio un acuerdo por lo cual podía tomar estos productos y no pagarlos. Las empleadas del local no le creyeron y llamaron a la Policía. El joven quedó detenido y el fiscal Guillermo Apanowicz lo acusó de robo calificado por uso de arma blanca y pidió su detención preventiva por el plazo legal que se extiende hasta dos años. Luego la portación del arma no fue comprobada y el fiscal aligeró la imputación, por lo que ayer le concedió la libertad. En contacto con Radio Dos, el letrado advirtió: "Podríamos hablar de hurto porque no hubo violencia ni estaba armado. Ni siquiera eso, porque él solicitó la mercadería, conoce al dueño que a veces le ha dado la camioneta. Él trabaja a cien metros de la farmacia. Entonces, ¿fue un robo?", cuestionó.

"Entiendo que gran parte de la sociedad se indigna y yo sé que no está bien robar, ni hurtar ni tomar prestado, pero tenemos que entender que estamos transitando una etapa de pobreza e indigencia, que el Estado se olvida de estas personas pero después le pide que cumpla las normas", señaló y agregó: "No hubo un robo sino que una persona en estado de absoluta necesidad que tiene hijos no puede comprarle la leche, le sucede hasta la gente con sueldo en blanco. No fue a robar drogas, sino que se llevó leche y se la dio a su mujer en la puerta de la farmacia".

 

"Las expectativas es que sea enmarcado como un hecho atípico" y de esta forma evitar el encierro, dijo el abogado. "Este tipo de accionar no es el correcto pero trato de entender a los que no tienen las herramientas que sí tenemos en la burguesía. La cárcel no cumple con la función de reinserción de ningún detenido, Lo único que va a pasar es que mi cliente va a dejar de ver a sus tres hijos y eso los va a perjudicar", analizó.