Tras el congelamiento de la cuota de septiembre del FMI, los economistas debaten a cuanto ascienden las reservas que realmente puede usar el Banco Central para estabilizar el dólar. Algunos de ellos se apoyan en el concepto de “reservas netas” para sostener que la caja que tiene el BCRA para intervenir está muy por debajo de los 48.000 millones de dólares que anuncia como reservas la autoridad monetaria. Le restan a ese monto 7.700 millones de encajes de los bancos por depósitos, 7.200 millones de un fondo de fortalecimiento de reservas del FMI, 18.500 millones del swap chino y 2.100 millones de un swap del BIS, para señalar que la entidad cuenta con sólo 12.500 millones para hacer frente a la demanda de dólares.

El concepto de reservas netas, sin embargo, es de naturaleza contable y pasa por restar a los activos en dólares del Banco Central sus pasivos en moneda extranjera. Pero su significado económico es poco claro. ¿Por qué restar a la autoridad monetaria sus deudas en moneda extranjera? Acaso no puede utilizar esos dólares hoy para estabilizar el mercado de cambios. Si el problema es que al vencimiento de esos créditos se requerirán divisas para cancelarlos so pena de entrar en cesación de pagos, ¿en qué difiere esa situación de las deudas tomadas por el Estado Nacional, provincial o incluso las deudas de los privados? Al fin y al cabo, todas ellas al momento de pagarse presionan sobre el nivel de reservas. De esa manera, restemos a las reservas todas las deudas públicas y privadas y veremos que hace ya unos cuantos años que las reservas netas son negativas.

Los encajes de los bancos en el Central son una reserva precautoria que están obligados a hacer cuando un ahorrista contituye un depósito en dólares. Dado que las corridas cambiarias en Argentina se acompañan de masivas salidas de depósitos de los bancos, esos encajes también forman parte del acervo con que cuenta el Central para sostener la estabilidad cambiaria y financiera. De esa manera, no corresponde restarlo a las reservas ya que no es lo mismo su existencia que su inexistencia. 

Acaso, ¿hubiera logrado el Central contener el último pánico cambiario si no hubieran existidos esos encajes en sus reservas? Claramente no, porque la existencia de esos encajes permitió financiar la salida de depósitos mostrando que había liquidez y alejando, de esa manera, el fantasma del corralito.

Más relevante que el concepto de reservas netas es una cláusula que se impuso en la última negociación del swap chino que ata su posible activación a la vigencia del acuerdo con el FMI. La poco clara situación en que se encuentra el crédito stand by con el organismo financiero, en el marco de un recambio de sus autoridades, con la cuota de 5.400 millones de dólares de septiembre congelada, el programa monetario de cero emisión abandonado, abre dudas sobre su continuidad. De esa manera, la posibilidad de convertir los 130.000 millones de yuanes a dólares descansa en la vigencia de un acuerdo que se encuentra en un verdadero limbo.

@AndresAsiain