A las 15:08, el dramaturgo Juan Pablo Sierra y un grupo de trabajadores de la cultura se pararon frente a la central de monitoreo de la Policía de la Ciudad, ubicado en la peatonal de Sáenz Peña y Cerrito. Así inició una intervención artística para manifestarse en contra de la violencia institucional ejercida por las fuerzas de seguridad. El “catalizador” de la acción, explicó Sierra a Página|12, fue la muerte de Jorge Martín Gómez (41), asesinado de una patada por el agente de la policía, Esteban Ramírez (42). Los manifestantes colgaron arriba de la central de monitoreo una pancarta que rezaba: “Matar a patadas”.

Algunos de los artistas involucrados en la performance llegaron a la central de la policía caminando por las calles Libertad y otros por Lavalle. Se dispersaron alrededor del lugar, una escalera que, debajo, tiene una pequeña estructura con paredes vidriadas desde donde un grupo de agentes mira las imágenes de cámaras de seguridad instaladas en la zona. Los manifestantes contemplaban vidrieras, caminaban o revisaban sus celulares hasta que Sierra se adelantó y quedó de pie, mirando las espaldas de los policías, a metros de la central de monitoreo.

Comenzaron a sonar un redoblante y la sirena de un megáfono. El resto de los artistas se posicionaron, al igual que Sierra, mirando a los policías, hasta que, en un momento, todos pusieron lentamente sus brazos en la espalda y dieron un paso atrás, igual que hizo Gómez antes de ser asesinado. Segundos después, los artistas cayeron al suelo, como si hubieran recibido una patada en el pecho.

Mientras tanto, otros integrantes del grupo subieron la escalera, hecha como una imitación de las que están en Times Square de Nueva York, y desplegaron una pancarta enorme que ataron a la baranda. Abajo de la leyenda “Matar a patadas” estaba el cartel de “Policía de la Ciudad”.

Muchos transeúntes se pararon a ver qué sucedía e incluso filmaron la performance. Otros siguieron de largo de largo, pero dos manifestantes entregaron volantes que explicaban el motivo de la acción y denunciaban a la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, y al secretario de Seguridad de la ciudad, Marcelo D’Alessandro, por haber justificado el accionar del policía Ramírez.

Cuando dejaron de sonar el redoblante y la sirena, los artistas se levantaron uno a uno, miraron nuevamente las espaldas de los policías, que apenas espiaron por encima del hombro lo que sucedía detrás de ellos. Un transeúnte que vio la performance empezó a cantar: “Yo sabía, yo sabía, que a los pibes los mató la policía”.

“Vemos que están pasando cosas en la escena pública que no nos gustan y que no queremos que sigan pasando”, dijo Sierra a este medio. El lunes 19 de agosto, Gómez fue pateado por el policía en la boca del estómago en la bicisenda de Carlos Calvo al 2500 y esa misma semana Vicente Ferrer fue asesinado a golpes por haber robado un queso, un chocolate y un aceite de un supermercado. “Fue una cosa atrás de la otra y con un nivel de violencia muy crudo. Nos impresionó a muchos”, sostuvo el dramaturgo.

Según Sierra, el objetivo de la performance era visibilizar la violencia institucional. “La historia de la performance en Latinoamérica está muy ligada a lo político y nosotros somos hijos de eso --explicó--. La imagen de alguien pateando en el pecho a otro hasta matar fueron un gran catalizador. Esto (la performance) es hacerte cargo de algo porque lo que pasó lleva a mucha gente a sentir que no nos podemos callar”.

La performance no duró más de cinco minutos. Un policía increpó a personas que se quedaron mirando la pancarta para saber si eran responsables de la acción. A las 15:20, ese agente, acompañado de otro, sacaron el cartel.

Fotógrafo demorado

Juan Pablo Barrientos, reportero de la revista Cítrica que fue detenido en febrero de este año durante la represión a un “cuadernazo” organizado por la cooperativa Madygraf en el Congreso, fue demorado este jueves por agentes de la Policía de la Ciudad mientras cubría la performance. Según los policías, Barrientos “tiene antecedentes por resistencia a la autoridad”, pero el reportero dijo a este medio que esto no es así. “No tenemos antecedentes porque la causa se cayó, no llegó ni siquiera a un juez porque el fiscal la rechazó”, sostuvo.

“Yo me quedé después de que se fueron (los artistas) y saqué fotos de los policías descolgando la pancarta. Sigo al que tiene la pancarta hecha un rollo y la tira a un tacho para sacar la foto y, cuando me doy vuelta, tengo un cana atrás mío y a otro que bajó de una camioneta”, relató Barrientos. También se acercó el policía que tiró la pancarta para pedirle los documentos.

Barrientos contó que le dijo a los policías que él estaba trabajando y les dio su DNI y la credencial de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra). “Uno se queda con mi DNI, otro con la credencial y agarró el teléfono para averiguar. Me dijo ‘tenés antecedentes por resistencia a la autoridad, te tengo que demorar un rato’”, afirmó.

Para el reportero, a los policías “les jodió la intervención”, pero destacó que “no hubo disturbios”. Desde la Defensoría del Pueblo le confirmaron a Barrientos que la causa está archivada y que, por esa razón, no tiene antecedentes. “No puede ser que por una cosa así yo me entere que figura en un legajo (de la policía) que tengo antecedentes --sostuvo--. No se puede trabajar en paz, no puede ser que por tener una cámara uno sea sospechoso”.

Informe: Ludmila Ferrer.