Las encuestas difundidas post-Paso revelan números muy favorables para Alberto Fernández. La mayoría de los ciudadanos descuentan su triunfo el próximo 27 de octubre. Sin perjuicio de eso, la dirigencia del Frente de Todos actúa con mucha prudencia esperando que la elección vuelva a “suceder”.

En el mientras tanto, los medios especulan acerca de la futura integración del gabinete nacional. Los rumores acerca de los potenciales “ministros” son incesantes.

La principal atención está puesta en la cartera económica. Los nombres que se barajan incluyen un universo variopinto. Por caso, los integrantes del “albertista” Grupo Callao (Matías Kulfas, Fernando Peirano, Cecilia Todesca),  el ex viceministro de Axel Kicillof (Emmanuel Alvarez Agis) o economistas más ortodoxos (Guillermo Nielsen o Martín Redrado). Por otro lado, Alberto Fernández manifestó que le gustaría que Roberto Lavagna formara parte de su gabinete. Luego de eso, “el ex ministro le hizo llegar el mensaje que de esa manera le estaba bajando el precio a su candidatura presidencial…El mensaje enojó bastante a Fernández, quien dejó de mencionarlo como posible colaborador y de imaginarlo como eventual ministro”, cuenta el periodista Fernando Cibeira en Página/12.

Algunos analistas políticos agregaron como “ministeriable” a Carlos Melconian, después que difundiera sus reuniones con el candidato del Frente de Todos.

En las últimas semanas, el ex titular del Banco Nación incrementó su exposición mediática a raíz de la presentación de su último libro "Cantar la Justa". El final del texto incluye una "carta al futuro Presidente". Allí, Melconian recomienda lograr equilibrio fiscal, reducir la carga impositiva y revisar el sistema previsional. En relación a este último punto, el economista plantea que “el gasto en jubilaciones y prestaciones sociales rondó los once puntos del PBI, cuando históricamente ese número oscilaba entre 5 y 6 puntos…Es una situación insostenible que claramente ha tocado fondo”. También aconseja solicitar 10.000 millones de dólares adicionales al FMI. La contrapartida de ese “puente financiero” sería el cumplimiento de metas estrictas (fiscales, monetarias, cambiarias) y la adopción de reformas estructurales.

El periodista Marcelo Zlotogwiazda comenta en una columna en Infobae que “equilibrar las cuentas mientras se baja impuestos. Eso significa un brutal recorte del gasto. Matemáticas pura…No hay duda que de que el país requiere de muchas reformas estructurales. Pero vista la historia, condicionar su contenido a un acuerdo con el Fondo más que Cantar la Justa suena a receta rancia, peligrosa y desafinada”.

Por lo pronto, Alberto Fernández sostuvo que “no le pedí un plan económico a Melconian. Ni a él ni a nadie, pero lo escucho con mucho respeto aunque pienso bastante distinto”. En 2003, el entonces candidato presidencial Carlos Menem avisó que su ministro de Economía sería Melconian. Cómo el pueblo se encaminaba a rechazar ese rumbo, el riojano renunció al ballotage contra Néstor Kirchner.

La receta del ajuste perpetuo volvió a ser derrotada en las urnas en agosto pasado. Alberto Fernández prometió desoír los cantos de sirena que lo invitan a desairar el mandato popular.

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@diegorubinzal