Luis Sanjurjo es profesor, investigador, agitador cultural y músico. Suplica que le digan Chino, y cuando no está dando clases, talleres, charlas o shows se lo encuentra por el Centro Cultural de la Cooperación , su base de pensamiento y acción. Ahí anda craneando, gestionando o promoviendo. Como buen anfitrión, recibe al NO en la zona de la cafetería del CCC, que –a diferencia de tantas otras de esa misma calle Corrientes– tiene un ruido amable, parecido más bien a un silencio reflexivo, además de la luz que genera la cercanía con la entrada y los libros que la rodean. “Floreal Gorini, su fundador, decía que el camino hacia la utopía requiere de muchas batallas, pero la primera es la cultural”, banca Sanjurjo. “No nos olvidemos que, cuando hablamos de territorios de disputa, no nos referimos únicamente al campo intelectual sino también al barrio. Hay que recuperar el sentido utópico en todos los frentes.”

El Chino es un multitask que nació diez años antes de que eso fuera visto como un talento y no como una rareza. Un sub40 con la capacidad para entender y darse a entender a otras generaciones, sea al frente de Taller III (una de las materias troncales de Comunicación Social en la UBA), enseñando semanalmente sobre lectura, poesía y pensamiento en las cárceles de Ezeiza y Marcos Paz o subiéndose a los escenarios para ponerle voz y vida a Pléyades, la banda que hace años fundó junto a sus cuatro hermanos, en Guernica, para generar lo que llaman reggae foucaulteano.

“Esa etiqueta empezó como joda pero rápidamente se convirtió en una consigna que nos ayuda a no olvidar la importancia de la identidad”, banca el Chino, quien define como bandera una frase que empuja a percibir a Pléyades más allá de los lugares comunes del reggae: Lucha y baile. “Es apelar a la convicción y el movimiento como maneras de evitar el embote o de quedarnos únicamente en el disfrute de un sonido. Hacer música es una de las experiencias más conmovedoras y movilizadoras, sobre todo si además estimula a la comunicación como forma de contar historias, hablar de mundos e invitar a descubrir miradas con un sonido contemporáneo”. Una muestra de eso habrá el viernes 18/10 en el Tío Bizarro de Burzaco, cuando Pléyades arranque una gira que continuará el miércoles 6/11 en San Isidro, el sábado 16/11 en Villa Gesell y el jueves 7/12 en San Telmo.

 

“Igual me gusta más la versión docente-investigador de la cultura”, destaca Sanjurjo cuando se le pregunta cuál de sus habilidades es la que más lo representa. “El gran filósofo Eduardo Rinessi sostiene que es imposible ejercer la docencia sin actualizar el pensamiento y, al mismo tiempo, la investigación no tiene validez si no confronta las ideas en el aula con los alumnos”. ¿Respuesta políticamente correcta? Al contrario: “Todo lo que hacemos es resultado de la política. Lo cual puede significar el gran combustible para la acción transformadora o, por el contrario, aquella que intenta que todo siga igual”. Tomá.

En un momento donde abundan fariseos, influencers de la nada y vendedores de cáscaras vacías, Sanjurjo suma para el lado del bien con innumerables movidas que llevan su sello pero no su firma: prefiere ponerle su tripa antes que su cara. Un ejemplo es su aporte a Épica , la plataforma de exposición y difusión que el CCC generó en septiembre, como un ciclo de charlas en la sala Pugliese.

“Es un laboratorio de inspiración que busca tramar historias de luchas, activos y militancias con el fin no solo de reunir, sino también de interrogar por las herramientas de acción”, describe el Chino. El próximo encuentro será este martes 15/10 a las 19, con el periodista Lucas Fauno, el artista San Spiga, la candidata a legisladora Ofelia Fernández, el activista LGBTIQA+ Louis Yupanqui, el periodista y docente Juan Relmucao y el colectivo editorial La Garganta Poderosa. “Ésas y otras luchas se reúnen para poder pensar cuál es el horizonte a caminar. Porque la épica es un poco eso: la narrativa de determinados procesos históricos y políticos.”

Como investigador y productor, analizás la cultura pero también la interpretás. ¿Cómo se la trabaja para que no sea meramente un registro de lo que pasa sino también una herramienta de transformación?

--Mis amigos que se dedican a la economía política dicen que todo modelo tiene ganadores y perdedores, pero me gusta agregar que eso debe conllevar un proyecto cutural para que funcione. La reflexión sobre la cultura, además de ser un ámbito de producción de sentido, permite una búsqueda y una creación de ese otro mundo posible como motor poético. La cultura se nutre de la potencia de los sueños, porque de otro modo sería difícil que una comunidad o una sociedad avance: hay que proyectar hacia adelante pero alimentándose de una historia. Y no concibo otra forma de motorizar la transformación que no sea así: la cultura no es sólo un espacio creativo sino también de acción política.