“Le dieron el Nobel de Economía a la esposa de Banerjee”. Así fue como titularon en la India la noticia del galardón conjunto entregado a Abhijit Banerjee, Esther Duflo y Michael Kremer por sus estudios sobre enfoques experimentales para aliviar la pobreza global. Sin embargo, Duflo tiene méritos propios: es una economista francesa con doctorado en el MIT y directora del Center for Economic and Policy Research. El hecho de que Duflo sea mujer y la persona más joven de la historia en ganar un Nobel de Economía son motivos para celebrar. Más aún si el tema por el cual es premiada es su investigación sobre la pobreza cuando lo habitual que estos galadornes  se otorguen sobre temas muy alejados de la realidad. Sin embargo, sus métodos y fundamentos teóricos no están exentos de cuestionamientos.

La concepción de Duflo sobre la pobreza es fuertemente individualista. Esto quiere decir que supone que cada individuo es responsable de su situación y, por lo tanto, las políticas deben enfocarse en cambiar las decisiones de cada uno de ellos. Además, sus estudios utilizan métodos experimentales que replican en el campo social los métodos típicos de las ciencias naturales: a un grupo se “le aplica” un programa y a otro grupo (un grupo de control) no. La diferencia de resultados es el impacto del programa. Estos métodos son muy cuestionables: desde el cuestionamiento ético de experimentar con seres humanos y no “aplicarle” a un grupo una política que podría mejorar su situación, hasta la imposibilidad de replicar un mismo “experimento” en distintos contextos. En las ciencias naturales, las condiciones de aplicación del experimento se aíslan en el laboratorio, pero en las ciencias sociales ¿cómo comparar los resultados de un programa en India y Argentina sin tener en cuenta la historia, trayectoria y todo el resto de variables que intervienen en cada una de esas sociedades? La economista Naila Kabeer es una de las que más ha discutido públicamente con la perspectiva metodológica de Duflo.

Por otro lado, Duflo tiene una serie de publicaciones en torno a la relación entre mujeres y desarrollo económico. Desde la Economía Feminista, su perspectiva de género es muy cuestionable. Considera que no necesariamente hacen falta políticas de desarrollo con perspectiva de género para aumentar la equidad, porque el sólo hecho de que exista el desarrollo (entendido como crecimiento del PBI) va a hacer que mejore la situación de las mujeres (algo así como una teoría del derrame para la equidad de género). Esto sucede por varias vías:

1) El crecimiento disminuye la pobreza (relación causal que los hechos han refutado ampliamente). Como las mujeres están sobrerrepresentadas dentro del grupo de población pobre, entonces son las que más se van a beneficiar.

2) El crecimiento reduce la cantidad de situaciones de discriminación niño-niña en las familias. Supuestamente en países como India o Bangladesh las familias extremadamente pobres gastan más en salud y educación en los niños que en las niñas, porque es “más rentable”. Duflo afirma que si estas familias ya no son pobres, no van a tener que “elegir”. Es decir, apunta a que ya no sea necesario que lo hagan y no al por qué lo hacen.

3) Por último, el crecimiento económico impacta positivamente sobre la autonomía de las mujeres por la posibilidad de adquirir electrodomésticos. Es decir, Duflo valora que las mujeres pueden acceder a tecnología que alivie su carga de trabajo, sin cuestionar los roles de género y el reparto de tareas.

En definitiva, cada vez más se hace necesario el estudio y enseñanza de Economía Feminista para ver con ojos críticos este tipo de investigaciones "bienintencionadas".

*Investigadora Conicet del IIESS y miembro del Espacio de Economia Feminista de la SEC