El sector de transporte automotor de cargas pidió al gobierno la “declaración de emergencia” ante “el aumento constante de la presión fiscal sobre la tarifa final del flete, los reiterados aumentos en el combustible y otros insumos vinculados al dólar, la suba de los peajes y la ausencia de un criterio federal de cobro de impuestos”. A contramano del discurso del gobierno acerca de una economía que estaría “lista para crecer”, desde todos los ángulos surgen reclamos porque a casi nadie le alcanza. En el caso del transporte de cargas, las empresas se quejan de que ganan poco, mientras que las petroleras quieren subir la nafta y las compañías del resto de los sectores piden una rebaja de los precios de los fletes para ganar competitividad.

El descalabro económico que provocó el gobierno de Mauricio Macri hace que salvo algunos pocos privilegiados, como los grandes terratenientes, las mineras, los bancos y las energéticas, prácticamente todos los sectores de la economía se quejen de que pagan mucho y cobran poco. Dólar y tasas de interés por las nubes, falta de política pública de sintonía fina y brutal transferencia de ingresos a sectores hiperconcentrados explican parte de este fenómeno.

En este caso, las empresas de transporte de cargas nucleadas en Fadeeac enviaron una carta dirigida el Ministerio de la Producción que dirige Dante Sica en donde piden “políticas de emergencia para rescatar de la crisis a las empresas ligadas al transporte, la logística y el almacenaje”. “Los altos costos que soporta no son puestos en evidencia a la hora de analizar cómo se conforma la economía, sino que, por el contrario, se responsabiliza al sector de ser formador de precios”, plantean. Uno de los puntos que subrayan es la cuestión impositiva, en donde dicen que “lejos de la promesa gubernamental de reducir el peso tributario, el porcentaje del impacto fiscal sobre cada 100 pesos de facturación del autotransporte de cargas pasó de 39,7 en mayo de 2016 al 42 pesos en octubre de este año. Hay superposición de tasas y criterios encontrados en las jurisdicciones que recorre un camión para transportar mercadería”.

Otro factor que según las empresas “pone en jaque a la competitividad del sector” es el pago de los peajes. “Desde enero 2015 a la fecha, el peaje tanto nacional como en los accesos a las grandes ciudades o de tránsito interno sufrió un aumento del 781,6 por ciento. Queda en evidencia la necesidad de que se pongan en marcha mecanismos de compensación para el autotransporte de cargas que mitiguen el efecto sobre los costos de explotación”, indican en Fadeeac.

Las empresas de transporte también se quejan de “la dolarización de los precios del combustible derivada del esquema de desregulación y alineamiento a precios internacionales que funciona desde el 1 de octubre de 2017, por lo cual el precio del gasoil se convirtió en una de las principales causas del aumento de los costos para el autotransporte de cargas, tras las sucesivas devaluaciones y los vaivenes del precio internacional del crudo”. Detallan que el gasoil subió un 77 por ciento en 2018 y acumula un 25 por ciento hasta el tercer trimestre de 2019. “Desde la desregulación del mercado de hidrocarburos, el combustible aumentó en 150 por ciento”, calculan. También dicen que insumos como neumáticos, repuestos y material rodante acumulan subas del 90 por ciento anual y reclaman por “falta de financiamiento y cortes en la cadena de pagos producto de las altas tasas de interés”.

En tanto, desde el otro lado del mostrador reclaman por el costo de los fletes. Por ejemplo, el documento que la UIA entregó antes de la elección a los candidatos presidenciales tiene un capítulo de “transporte y logística” pide la conformación de un “sistema multimodal que brinde mayores alternativas” al uso del camión. Por su parte, las petroleras agitan que los precios de los combustibles están atrasados en un 20 por ciento y presionan por nuevas subas.