Las estadísticas del Indec colisionan con el relato construido por el gobierno alrededor una supuesta mejora en las distintas dimensiones estructurales utilizadas para medir la pobreza multidimensional que compensaría la escalada en los niveles de pobreza monetaria. Tímidas mejoras en los niveles de acceso a cloacas, deterioro en la cobertura del sistema de gas de red, reducción en la cobertura médica por obra social e incrementos en los niveles de hacinamiento son algunos de los elementos que presentan los indicadores de condiciones de vida relevados por la autoridad estadística. Durante el primer semestre del año, la cantidad de personas que no acceden a cloacas alcanzó al 33,3 por ciento, una leve mejora de 0,1 puntos porcentuales frente al mismo período de un año atrás, que le permite revertir el incremento registrado al finalizar el año pasado. Entre enero y junio había 9,6 millones de individuos que no tenían desagüe del inodoro a la red pública, sólo en centros urbanos.

La última medición de la pobreza elaborada por el Indec permitió estimar la existencia de casi 4 millones de individuos que pasaron a ser pobres en términos de su ingreso monetario. El deterioro de la situación social elevó el indicador al 35,4 por ciento de la población durante el primer semestre, una suba del índice de pobreza de 8,1 puntos porcentuales. La destrucción de la capacidad de compra del salario y otros ingresos junto a la crisis del mercado de trabajo, con precarización laboral, reducción de horas trabajadas y aumento del desempleo son algunos de los factores centrales para explicar el empeoramiento generalizado que no contempla el impacto de la crisis registrada después de las elecciones primarias.

El quiebre en el tejido sociolaboral forzó al gobierno a reperfilar sus slogans y promesas de campaña. La nueva versión de la “pobreza cero” consistía en postular que la medición monetaria finalizaría en niveles similares a los del inicio de la gestión de Cambiemos pero con mejoras en las condiciones de vida asociadas a la ajustada inversión en infraestructura. “Vamos a tener la misma pobreza que cuando asumimos, pero distinta. Hemos atacado la pobreza estructural”, aseguraba el presidente Mauricio Macri en marzo. Los datos elaborados por el Indec no lo acompañan.

Junto con el estancamiento en la extensión del servicio cloacal relevada por la autoridad estadística, también registró un incremento el número de personas sin acceso a la red de gas que ascendió en el primer semestre del año hasta el 35,4 por ciento, un incremento de 1,4 puntos porcentuales contra el mismo período del año pasado. La falta de agua por red, en cambio, mostró una pequeña mejoría. La falta de acceso a ese servicio entre la población relevada por el Indec cayó a 11,4 por ciento de las personas entre enero y junio de 2019 mientras que un año antes alcanzaba al 11,6 por ciento.

El deterioro en los aspectos estructurales sobre las condiciones de vida reportado por el informe del Indec no se limita a los servicios públicos. La cantidad de individuos con cobertura médica por obras sociales, empresas de medicina prepagas y servicios de emergencia cayó de 69,5 a 68,4 por ciento entre los primeros semestres de 2018 y 2019. La contracara de esos datos que expresan la destrucción de empleo registrado fue el aumento en las personas que se atienden de manera exclusiva en el deteriorado sistema público de salud que pasó de 30,2 a 31,5 por ciento en el mismo período.

Las cifras oficiales revelan que la profundización de la crisis económica extiende el alcance de la pobreza. La problemática deja de ser una propiedad exclusiva de quienes tienen inserciones laborales precarizadas y comienza a extenderse hacia segmentos de clase media baja. Cuando se comparan las cifras de acceso a los servicios públicos con el segundo semestre de 2016, el primer guarismo disponible tras el apagón estadístico del Indec, las variaciones son más holgadas aunque no revelan mejoras significativas ni un quiebre con la tendencia observada a lo largo de los últimos años. La cantidad de personas que no acceden a cloacas pasa de 34,7 a 33,3 por ciento entre el segundo semestre de 2016 y el primer semestre de 2019. Las mejoras en acceso a la red cloacal no representan una revolución o un cambio de tendencia con respecto los años previos.  En otras palabras, el supuesto crecimiento invisible se corresponde con la tendencia histórica de continuo incremento de la cobertura desde 2003 por lo cual el gobierno de Cambiemos finalizará su gestión sin un cambio de magnitud significativo en la infraestructura cloacal.