En el Chaco salteño, una zona donde más se ha extendido la frontera agropecuaria en los últimos años, empezaron a detectarse, y fueron objeto de estudios, malformaciones en larvas de anfibios y en animales adultos. 

Investigaciones que llevan adelante especialistas de la Universidad Nacional de Salta (UNSa) detectaron además enfermedades emergentes. Por primera y única vez se reconoce a los anfibios como intermediarios de un parásito que sólo se encontraba en otros animales.

“Se notó el estado inmaduro de la taenia (más conocida como lombriz solitaria)… es la primera vez en el mundo que se reconoce a larvas de anfibios como intermediarios de este parásito. No existe antecedente en el mundo”, reveló Gladys García, máster en Investigación Científica y Anatomía Comparada de la UNSa.

La investigadora salteña participó junto a Mariana Schimdt, doctora en Ciencias Sociales e investigadora del Conicet e integrante del Grupo de Estudios Ambientales del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), del panel "Deforestación y agrotóxicos en Salta", en la UNSa.

García afirmó que la importancia de la investigación sobre los anfibios radica en que son reconocidos como “indicadores naturales” en cuanto a los daños al ambiente.

Entre los resultados de laboratorio, se corroboró en las larvas curvaturas de vértebras, edemas en el cuerpo, y alteración en la posición de los intestinos.

En especímenes adultos encontraron malformaciones en manos y patas sin desarrollar, fusión de los dedos, además de patologías en la piel como quistes epidérmicos y alteraciones malignas.

Los hallazgos se dieron en el Chaco salteño, en donde los desmontes y el uso de la tierra para los monocultivos productivos como la soja terminaron por generar la pérdida de hábitats naturales. El proceso, acompañado por la aplicación de glifosato y otros agrotóxicos se combina con altas temperaturas y mayor humedad. Ambas condiciones climáticas son poco propicias, según los manuales de buenas prácticas, para aplicar agroquímicos.

García señaló los “puntos rojos” en la provincia por la cantidad de malformaciones que encontraron en anfibios. Entre ellos mencionó: Pichanal, en el departamento Orán; la Ruta 81 sobre el departamento San Martín, Joaquín Víctor González y Coronel Olleros en Anta, y en los últimos tiempos se sumó la capital salteña.

Un laboratorio a cielo abierto

Entre los obstáculos relatados por la investigadora destacó dos. El primero tuvo que ver con la imposibilidad de tomar las muestras en una finca de Anta. Allí los encargados les informaron que era de la familia Olmedo (del actual diputado nacional y candidato a gobernador Alfredo Olmedo). Cuando solicitaron ingresar para tomar las muestras se les vedó el paso. Ante ello tuvieron que tomar las muestras en zonas aledañas a la finca.

El segundo obstáculo tiene está vinculado a la falta de recursos para continuar con una investigación como la que realiza. En lo que va de este año se le otorgaron solamente $13 mil.

“En Argentina somos un laboratorio a cielo abierto”, dijo la científica.

En caso de poder cumplir con los protocolos, espera poder empezar a investigar malformaciones en seres humanos. Ocurre que aquellas malformaciones que se ven en los anfibios ya se empezaron a ver en personas. La vista está puesta en el río Pilcomayo, que atraviesa el departamento de Rivadavia, en cuya zona dijo que se pudieron observar algunas malformaciones.