El juez de la Sala I del Tribunal de Juicio de la Ciudad de Salta, Javier Araníbar, absolvió a la ex monja Valeria Zarza de la acusación de abuso sexual que le hizo una joven vinculada al cura Agustín Rosa Torino

El juez basó su decisión en "la falta de un completo dictamen acusatorio por parte del Ministerio Público Fiscal". Es que el fiscal penal Federico Obeid argumentó que durante el juicio oral no pudo llegar a una convicción plena sobre la culpabilidad de Zarza, por lo que pidió la absolución por el beneficio de la duda.

En cambio, la defensora oficial Marta López, a cargo de la asistencia técnica legal de la ex monja, planteó la absolución lisa y llana, por inocencia de su defendida.

El juez Araníbar recordó que su Tribunal ya tiene posición tomada sobre no dictar condenas cuando no existe una acusación fiscal. "No me encuentro en condiciones (...) de decir si usted es culpable o es inocente", le explicó a la acusada. Además, Araníbar no hizo lugar a un pedido del fiscal para que se investigue por falso testimonio a Paola Rosales.

Zarza era religiosa en la Congregación Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, fundada en 1996 por Rosa Torino. Ella denunció en la justicia penal en diciembre de 2016 al director de la orden por abuso sexual. A los siete meses la denunciante fue denunciada por la sobrina del sacerdote Josué Salas, miembro de la Congregación y amigo de Rosa Torino. El cura todavía no llegó a juicio, pese a que tiene otras dos denuncias que se tramitan en la justicia salteña. Además, contra ambos sacerdotes hay denuncias en la justicia canónica.

En su momento, la denunciante de Zarza también acusó por abuso sexual en la infancia a su padrastro, pese a que ambas acusaciones se hicieron el mismo día, solo avanzó la causa contra la ex religiosa, la otra no llegó a juicio. El testimonio aportado por la psicóloga Natalia Pillancar hizo desistir al fiscal de continuar con un pedido de condena y a la vez fue clave para la defensa. La profesional de Santa Cruz realizó las pericias a la joven y su aporte fue considerado por el fiscal como "objetivo e imparcial" y por ser de otra provincia "descontaminado de las partes".

Obeid en los alegatos sostuvo que en el juicio no se pudo superar el estado de "duda". Para el fiscal la denuncia de la joven no fue malintencionada, sin embargo, los informes psicológicos no la favorecieron y el fiscal encontró contradicciones, también le generó sospechas lo que declaró su ex pareja Matias Jofré, cuando dijo que la chica se asesoró por un abogado antes de denunciar, algo que ella no mencionó. 

Pillancar diagnosticó un trastorno esquizotípico de la personalidad, habló del relato arborizado de la joven, de las difultades para mantener coherencia y un hilo conductor, de procesos de memoria alterados. También detalló que la chica contó con detalles la situación de abuso que habría sufrido de parte del padrastro, en cambio cuando habló de Zarza lo hizo "al pasar", sin afectividad. Dijo que le parecía más veraz la denuncia hecha contra el padrastro y no podía afirmar lo mismo respecto a la acusación contra la ex religiosa.

Una denuncia armada

Para López fue "un hecho armado". La defensora oficial sostuvo que hay vinculación entre la denuncia hecha por la sobrina de Josué Salas contra Zarza y la que hizo antes la ex religiosa contra Rosa Torino. Dijo que con lo único que se contaba en esta causa era con la palabra de la joven, que no es verosímil y no pudo ser reforzada por la investigación del Ministerio Público Fiscal, no se citó a la madre de la joven, a la que se hizo alusión en todo el juicio; tampoco a Josué Salas ni a la psicóloga con la que hizo tratamiento. "La orfandad probatoria es una constante", indicó López. Agregó que Pillancar "aportó luz a los fines de sostener que (la denunciante) fabuló en esta denuncia".

Cuando a la joven le preguntaron por Rosa Torino en su declaración, dijo que era un "super hombre" y que le decía "tata" (padre). Para la defensora, esa idealización pudo tener relación con la denuncia que surgió contra Zarza.

Por pedido de la fiscalía, a Zarza le practicaron dos pericias psicológicas en el proceso. Declararon además el reconocido psiquiatra Enrique Stola, aliado de la causa feminista, quien viajó de Buenos Aires a Salta para testimoniar a favor de Zarza, y la psicóloga Liliana Rodríguez de la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiático, por videoconferencia. Los profesionales coincidieron en que la mujer no tiene tendencia a la mendacidad, ni a la fabulación, ni a invadir la sexualidad de otra persona ni de valerse de una posición de poder o jerarquía para ello. Stola, además sostuvo que la ex religiosa no tiene características para convertirse de víctima en victimaria.

"Queremos una respuesta"

Zarza contó a Salta/12 que nunca pensó que la denuncia en su contra llegaría a juicio. Ahora que fue absuelta porque no hubo elementos probatorios que la condenaran, dijo que se está asesorando para decidir cómo seguir e iniciar acciones legales. Sostuvo que se siente desprotegida después de haber denunciado a Rosa Torino: "no solo yo, sino todos los que hemos denunciado y los que salieron de testigos. Realmente queremos una respuesta", manifestó. 

"Probar inocencia o culpabilidad en un abuso sexual siempre es difícil. Son delitos tremendos donde generalmente no hay testigos. Eso es lo complicado. El fiscal hizo su deber. Pero quedaba más que claro que yo no tengo perfil psicológico de abusadora y que detrás de todo esto se encuentra alguien muy siniestro a quien no le importó someter a su sobrina a un juicio con tal de cumplir sus propios intereses", expresó.

La ex religiosa se escapó de la Congregación en mayo del 2015 e hizo la denuncia canónica contra Rosa Torino. "No fui la única que denunció. Hubo más de 30 denuncias canónicas. Se empezaron a escapar hermanos y a denunciar también. Ahí el Vaticano intervino la Congregación, separó al padre Agustín, a la hermana María Luz y al padre Josué pero eso no se respetó, ellos siguieron dando órdenes, molestando a los hermanos que se iban", explicó Zarza. Indicó que la Iglesia mantiene oculta la información sobre el proceso canónico contra estos curas. "Son personas peligrosas, manipuladoras y que van a seguir teniendo víctimas porque no es que ya se curaron se asustaron y nunca más lo van a hacer".

Zarza relató que a ella la empezaron a aislar cuando habló con Rosa Torino sobre las manifestaciones de casos de abuso que le habían hecho otros integrantes de la Comunidad. Después la enviaron a México, y contó que allí en una de las visitas que hizo Rosa Torino, abusó de ella. Luego la regresaron a Argentina, donde la mantenían aislada y medicada. Entonces, decidió irse cuando se enteró que había otras mujeres en la misma condición, "lo más probable es que también hayan visto cosas o se hayan quejado de situaciones y las estaban volviendo locas prácticamente". "Yo sabía que si me seguía quedando no me iban a permitir ni siquiera hablar por teléfono", contó.

"Rosa Torino no está con arresto domiciliario, puede ir y venir por donde quiera. Salta está lleno de ex hermanos que lo ven constantemente por todos lados. Nadie lo controla. Ojalá que así como la justicia fue tan pronta para conmigo lo sea para aquellas personas que realmente son delincuentes como los sacerdotes, que lo son más todavía porque ponen una fachada de gente buena, confiable. Uno cuando ve un sacerdote abre el corazón porque cree que viene un hombre de Dios y es la creencia que se nos va marcando desde chicos lamentablemente", expresó Zarza.

La ex religiosa tuvo respaldo en este juicio: "me encontraba sola, desamparada sin saber a quién recurrir pero he tenido el apoyo de (la periodista) Miriam Lewin que ha estado siempre pendiente, la psicóloga Liliana Rodríguez, del abogado Carlos Lombardi y compañeros de la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico, que han sido el apoyo emocional y psicológico ha sido impresionante, y especialmente del doctor Stola, que sabiendo mi situación económica me atiende de forma gratuita y me ha estado conteniendo, ha estado ahí con la palabra certera. Desde el principio me ofrecieron su apoyo".