Esta es nuestra historia. O parte de ella. Somos hermanas, tenemos 34 y 32 años respectivamente. Alrededor del año 1991 sufrimos abuso por quien fuera la pareja de nuestra madre; 23 años después decidimos denunciar en busca de justicia.

¿Por qué esperamos tanto tiempo?, ¿para qué denunciar algo que pasó hace tanto?

Cuando ocurrieron los abusos teníamos aproximadamente 3 y 6 años. Pudimos romper la barrera del silencio y se lo contamos a nuestra mamá, cuando esto estaba ocurriendo. Además de ponerlo en palabras, lo expresamos de distintos modos, dando señales de la violencia sexual de la que éramos víctimas a quienes nos rodeaban, nuestres familiares, docentes, compañeres, amigues y sus familias, les médicos que nos atendían, entre otres.

Nuestra madre logró sacar a este sujeto de casa en aquel momento, pero lo sucedido quedó nuevamente silenciado como un “secreto de familia”. No hubo denuncias ni acciones de ningún tipo hacia el abusador. El silencio no pudo borrar lo sufrido, y a medida que fuimos creciendo, las marcas que el abuso nos produjo se fueron manifestando de diferentes formas.

Entrando en la adolescencia lo recordamos y comenzamos a hablarlo entre nosotras y en el entorno familiar y de amigues. Este fue un paso para pensar un proceso de reparación y justicia. Hasta este momento, lo percibíamos como un estigma personal. Comenzamos a desligarnos de la culpa y de la sensación de asco que había quedado en nuestros cuerpos, dimensionando que lamentablemente el abuso sexual en la infancia sucede en muchas familias.

Al momento de tomar la decisión de denunciar nos encontramos con una sociedad que decidía ignorar la problemática y con una justicia que desoía el problema. Recurrimos a distintos espacios del ámbito público y privado, sin lugar para una denuncia social porque parecía pertenecer al orden de lo privado (reeditando la estigmatización, volviéndolo nuevamente una marca subjetiva); y sin lugar para una denuncia judicial porque los delitos estaban prescriptos, como si se tratara de una fecha de vencimiento.

En este momento nos encontramos en proceso de un “Juicio por la verdad” contra Norberto “Fiti” Funicelli. Este fallo, luego de varias instancias en las que se había declarado la prescripción de la causa, es histórico, dado que es el primero a nivel nacional que supera de algún modo el “vencimiento” para dar lugar a un proceso de investigación.

Ambas participamos en la “Campaña contra la prescripción de los delitos de violencia sexual”, con muchas sobrevivientes de abuso sexual de todo el país. Juntas luchamos para visibilizar y combatir el abuso sexual en la infancia, y acompañándonos en distintos procesos de justicia, y vencer la prescripción de estas causas.

Para este 19 de noviembre, “Día mundial para la prevención del abuso sexual en las infancias”, realizaremos una jornada en Plaza Congreso a las 16, donde habrá talleres, manifestaciones artísticas y distintos espacios de divulgación y herramientas para la erradicación del abuso y para el acceso a la justicia.

Somos Paula y Victoria, esto es parte de nuestra lucha por un mundo más habitable para todes, con cobijo para infancias libres de violencias. ¡Porque nuestra venganza es ser felices!

 

*Activistas, sobrevivientes de abuso sexual.