Un poema perdura en la memoria de los lectores. “No tires las cartas de amor”, se titula. “Ellas no te abandonarán./ El tiempo pasará, se borrará el deseo/ -esta flecha de sombra-/ y los sensuales rostros, bellos e inteligentes,/ se ocultarán en ti, al fondo de un espejo./ Caerán los años. Te cansarán los libros./ Descenderás aún más/ e, incluso, perderás la poesía./ El ruido de ciudad en los cristales/ acabará por ser tu única música,/ y las cartas de amor que habrás guardado/ serán tu última literatura”. Antes de anunciar que el poeta catalán Joan Margarit ganó el premio Cervantes 2019, dotado de 125.000 euros, el ministro de Cultura y Deporte, José Guirao, recitó ese poema de Margarit, acompañado por la presidenta del jurado, la poeta uruguaya Ida Vitale, la ganadora del premio el año pasado. Después leyó un comunicado en el que destacó “la honda trascendencia y el lúcido lenguaje siempre innovador” con el que “ha enriquecido tanto a la lengua castellana como la catalana”, con lo que “representa la pluralidad de la cultura peninsular en una dimensión universal”.

“Que hayan premiado la poesía es un milagro. No me lo esperaba ni por asomo -reconoció el poeta de 81 años desde Barcelona, en declaraciones al canal RTVE-. El premio permite que la poesía como herramienta de consuelo llegue a más gente”. Margarit, que nació en 1938 en Sanaüja, un pequeño pueblo de la Cataluña profunda, estudió arquitectura y trabajó como arquitecto y profesor en la Escuela de Arquitectura de Barcelona. “El poema sigue siendo la única fuente de respeto y de consuelo hacia uno mismo. El que alguien a quien no has visto jamás se sienta emocionado con un poema tuyo es una de las cosas más nobles que puedo imaginar -afirmó el poeta catalán que fue reconocido con el premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (2017) y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2019)-. El último lema que me queda del cristianismo es aquel que dice 'Amaos los unos a los otros'. Porque creo que la poesía tiene algo de eso. Es tan parecido el escribir un poema al acto de leerlo y sentirlo que considero que la poesía es una forma de amar”.

Bilingüe como poeta, ensayista y narrador, Margarit ha publicado Crónica, Luz de lluvia, Edad roja, Aguafuertes, Los motivos del lobo, Joana -dedicado a su hija fallecida- y Casa de Misericordia, con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía en 2008, entre otros. El año pasado, para celebrar los 80 años, circuló una nueva edición bilingüe de Todos los poemas (1975-2015), una especie de autobiografía poética que reúne desde Restos de aquel naufragio hasta Amar es dónde. La mayor parte de su obra ha sido traducida al castellano por él mismo. Como traductor, se ha encargado de traducir al castellano o al catalán la obra de otros poetas como Thomas Hardy, Elizabeth Bishop y Rainer Maria Rilke.

Hace apenas unos diez días, cuando depositó su legado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, el pasado 4 de noviembre, defendió públicamente el catalán como “la única lengua o una de las pocas lenguas cultas sin Estado”. “Soy un poeta catalán pero también castellano”, dijo Margarit y recordó que la dictadura franquista le impuso el castellano. “Este castellano no se lo pienso devolver; ahora tengo dos lenguas casi igual de manejables por mí”, señaló el flamante Premio Cervantes, considerado un poeta narrativo y meditativo, confesional y amoroso. Los poemas de Margarit conmueven. “La poesía es un cobijo para mí –ha dicho-. Un cobijo contra las agresiones morales que sufre el hombre”.

*Los poemas de Joan Margarit se pueden leer y escuchar en su página web: http://www.joanmargarit.com/es/poemas-para-leer-y-escuchar/