Es viernes por la mañana. Voy hacia el consultorio del psicólogo. El taxista y yo intercambiamos anécdotas y vivencias. La luz roja del semáforo obliga al chofer a detener la marcha.

De pronto, con tono de indignación me dice:

-Mirá, mirá lo que está haciendo.

Veo a un hombre con un balde echándole agua a una pila de cajas desarmadas que están en un carrito.

-No comprendo -le digo- ¿qué hay de malo en lo que hace?

-Es un ladrón -me dice.

-No entiendo -insisto- ¿Por qué?

-¿¡No estás viendo lo que hace?! Le echa agua para que pese más el cartón mojado. Así le pagan más.

-Bueno -replico- seguramente, es la única manera que tiene de sobrevivir. -Hubiera estudiado -me dice.

-Quizás no pudo hacerlo.

La indignación me invade ante tanta mezquindad del chofer.

Le cuento al taxista que hoy el presidente de la Nación firmó un decreto para entregarles a las empresas gasíferas y petroleras 25.000 millones de pesos.

Me responde "¿Y eso que tiene ver?".

¿Falsa conciencia?

La lucha de clases existe.

Carlos A. Solero