“Tres décadas y media de lucha ininterrumpida defendiendo los derechos humanos de los internados del Borda a través de herramientas artísticas”: éste es el disparador del festival que el Frente de Artistas del Borda ofrecerá el sábado 23 en el excentro clandestino de detención y tortura Olimpo (Ramón Falcón 4250). La agrupación celebrará su cumpleaños con la presentación de muestras de sus talleres y artistas invitados. “Treinta y cinco años no son poco. Nos reunimos a festejar y hablar de nuestra historia, de este proceso que empezó desde el arte en favor de la desmanicomialización y que colaboró a que los artistas encerrados en hospitales psiquiátricos aparecieran y se escucharan sus voces”, dice a Página/12 Alberto Sava, fundador y director del FAB.

La cita es de 18 a 23 en el mismo lugar donde el Frente presentó, dos años atrás, una de sus últimas obras, la contundente y multidisciplinaria Sin reserva, que condensaba las violaciones a los derechos humanos en la última dictadura militar y las que sufren día a día las personas caratuladas -o condenadas- como enfermas mentales. Para colmo, no sin belleza. Hoy, en principio, presentarán textos los talleres de desmanicomialización y letras. Luego, el grupo de teatro participativo mostrará Hacete cargo y seguirá el taller de mimo. Hacia las 20 comenzará el fragmento musical, con la presencia del Ballet Danza Sud, de folklore boliviano, la cantante Georgina Andino y la cantautora Samanta Musella, con el cierre a cargo del taller musical del FAB.

Desde el 16 de noviembre de 1984, el Frente abraza algunos “principios”, enumerados en el comunicado que anuncia el encuentro: que el arte es un “vehículo de integración y reinserción social”; que el manicomio y el encierro son “nocivos y contraproducentes” para la salud de las personas. “Nos oponemos a cualquier método de maltrato, sean estos físicos, químicos o mentales”, remarcan los integrantes del grupo.

Treinta y cinco años es lo que llevan Sava (psicólogo social y mimo) y sus compañeros (de adentro del Borda y de afuera) denunciando que los manicomios son campos de concentración. Inspirada en una experiencia de Trieste, Italia, la creación del Frente fue “un hito”. Hizo que “los artistas encerrados aparecieran, se escucharan sus voces, se vieran sus cuerpos invisibles, desaparecidos. Que pudieran mostrar sus producciones y denunciar las violaciones a derechos humanos. En el manicomio se vive mal, se come mal, se sobremedica. Y hay una falta total de libertad”, denuncia, otra vez, Sava. Este movimiento actualmente conocido, reconocido e incluso estudiado en su momento generó mucha “conmoción”, por supuesto: década del '80, los “locos” salían a la calle a mostrar su arte, copaban centros culturales y teatros oficiales del circuito porteño con su mensaje. Con su grito.

Precisamente, este festival por los 35 años de trayectoria contiene otra efeméride: se produce a 30 del primer festival organizado por el FAB en la calle. “El primer festival de artistas locos. No hay una experiencia parecida en el mundo, es un invento del Frente”, se enorgullece Sava. El Cervantes, el Centro Cultural San Martín, Cemento, el Calibán, la Facultad de Psicología de la UBA… diferentes escenarios en simultáneo replicaban una voz siempre silenciada. “La gente empezó a tener una conciencia distinta sobre el sufrimiento mental y a perder los miedos. Influyó que nuestros trabajos fueran de calidad, porque hacen a la dignidad de las personas, del público y del proyecto”, desliza el psicólogo.

“El arte ayudó a generar una conciencia nueva”, hecho que tuvo bastante que ver con la aparición de una Ley Nacional de Salud Mental, aprobada en 2010. Una norma que tiene “una intención desmanicomializadora”, ya que establece que en 2020 no deberían existir más los manicomios y tendrían que ser reeemplazados por otros dispositivos, como áreas de salud mental en hospitales generales y espacios comunitarios. Un planteo que lejos está de cumplirse. "No se avanzó mucho, ayudó a abrir puertas para generar una conciencia distinta. No fue el arte el impulsor, pero fuimos protagonistas de la creación del proyecto. Ningún gobierno, ni éste ni el anterior, generaron avances. Sólo se vaciaron los manicomios y los usuarios fueron derivados a clínicas privadas, o tirados a la calle y ‘arreglate como puedas’. No hay proyecto desmanicomializador”, sentencia Sava.

La ley, además, quedó sujeta a múltiples “presiones” de los laboratorios: los médicos le han dicho a Sava que una persona internada consume un 60 por ciento más de medicación que una que recibe un tratamiento personalizado. “Luego está el funcionamiento interno de los manicomios, con concesiones a empresas privadas en aspectos como la limpieza y la seguridad. Más los sindicatos, que sostienen que si el espacio cierra los empleados quedarían sin trabajo. No sería así según la ley, porque serían reubicados. El arte puede ayudar a la revolución, no hacerla”, concluye.

Pese a las adversidades, el Frente continúa firme en su lucha. La Red de Arte y Salud Mental, que nuclea desde 1995 a agrupaciones con iguales propósitos de todo el país, continúa activa, y cada dos años organiza un multitudinario festival en Mar del Plata. Cientos de usuarios del servicio público de salud mental se hospedan en el Complejo Turístico de Chapadmalal y muestran sus espectáculos en la ciudad. Además, hay un nuevo proyecto: la creación de una red latinoamericana de similares características. Los primeros pasos se darían en julio en un encuentro en Paraguay.