La brecha de ingresos entre hombres y mujeres puede alcanzar hasta el 26 por ciento. La tasa de desempleo es mayor en las mujeres, y los puestos de trabajo donde hay mayor proporción femenina, como salud, educación y servicio doméstico, tienen los sueldos más bajos. Los puestos jerárquicos tanto en el sector privado, público y sindical están sobrerrepresentados por varones. Cerrar estas brechas implica una inversión clave para el desarrollo económico, que puede revertir el ciclo económico recesivo: el PBI podría aumentar más de 5 por ciento, se podrían generar más de un millón de puestos de trabajo y la inversión inicial podría recuperarse por recaudación fiscal.

Así se desprende del libro “El género del trabajo”, realizado en conjunto por Cippec, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ONU Mujeres y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. La presentación fue realizada este lunes, a una quincena del cambio de gobierno y esto no fue casualidad. Las organizaciones detrás de la investigación solicitan que haya una jerarquización del organismo que lidere la agenda de género. Ya sea un Consejo, un Instituto o un Ministerio, piden que sea una de las primeras medidas que adopte el gobierno del Frente de Todos. El presidente electo, Alberto Fernández, no es ajeno a estos temas: durante el debate presidencial anunció que creará el Ministerio de la Mujer, la Igualdad y la Diversidad, y se manifestó en reiteradas oportunidades a favor de la legalización del aborto para “dejar de poner en riesgo la vida de mujeres”.

Impacto económico

“Cerrar las brechas de género en el mercado de trabajo es una buena inversión para promover la igualdad y el crecimiento económico, dado que las brechas producen costos en términos de desarrollo”, establece el libro. Sin embargo, para que existan retornos económicos producto de la igualdad de género, deben llevarse a cabo políticas públicas con perspectiva de género, que permitan una mejor conciliación de la vida productiva y reproductiva. El estudio se enfoca en tres: la provisión de espacios de crianza, enseñanza y cuidado (CEC) para la primera infancia; ampliar la jornada extendida en la educación primaria, y la universalización del régimen de transferencias a las familias con niños.

Según el estudio, la implementación de estas políticas produciría un incremento del empleo total de entre 0,7 y 6,4 por ciento, lo que sumaría entre 132.700 y 1.285.000 puestos de trabajo nuevos. Alrededor de la mitad de los empleos serían ocupados por mujeres, y así podrían reducirse las brechas de género en el empleo y la participación laboral. La inversión en estas políticas tendría un efecto importante sobre el crecimiento económico: el PBI registraría un aumento de entre 0,7 y 5,3 por ciento. La implementación requeriría de una inversión inicial de entre 0,6 y 3,6 por ciento del PBI. El aumento en la recaudación fiscal podría llevar al recupero del 56 por ciento de ese monto por vía impositiva. Otra estimación detallada en el libro señala que extender y ampliar las licencias por maternidad y paternidad requiere una inversión total del 0,13 por ciento del PBI para 2020. La medida busca prevenir efectos negativos de la maternidad en la trayectoria laboral de las mujeres. 

Las proyecciones surgen a partir de simulaciones en la Matriz de Contabilidad Social para Argentina. Solo por poner un ejemplo, ampliar la oferta de cuidado para el 60 por ciento de los chicos de hasta 3 años y el 100 por ciento de 4 años requiere la construcción de 5083 jardines maternales, 3967 espacios de primera infancia (EPI) y 2122 jardines de infantes. Se deberían incorporar 111.367 profesionales de la enseñanza y el cuidado, 11.172 cargos directivos y 1320 capacitadores.

El libro “El género del trabajo” presenta investigaciones internacionales donde se observa que a nivel micro, la participación de mujeres en el mercado de trabajo mejora la productividad y los ingresos. También, la diversidad en la fuerza laboral tiene una relación positiva con las ganancias de las empresas porque nuevos perfiles contribuyen a la innovación y la creatividad. A nivel macro, la evidencia señala que garantizar los derechos económicos de las mujeres podría reducir la pobreza y la desigualdad. A nivel global, se estima que eliminar las brechas de género para 2025 podría incrementar el PBI global anual en 28 billones de dólares, según cifras de la consultora McKinsey.

Brechas de género

-Tasa de actividad: 49,9 por ciento mujeres, 70,2 por ciento los hombres.

-Tasa de empleo: 44,4 por ciento mujeres, 63 por ciento los hombres.

-Tasa de desocupación: 11,2 por ciento mujeres, 10,2 por ciento los hombres.

Los datos fueron publicados por el Indec y corresponden al segundo trimestre de 2019. La desagregación por edad, niveles de ingreso, educación y la tenencia de hijos amplía las diferencias.