El fiscal Federal N° 1 de Rosario, Guillermo Lega, solicitó ayer la elevación a juicio de diez personas acusadas de tráfico de estupefacientes. Se trata de la banda de Aldo César "Totola" Orozco,  que lideraba desde la Unidad Penitenciaria de Devoto, en donde se encuentra detenido por otra causa del mismo tipo de delito.

La investigación se inició en marzo de 2016 como desprendimiento de otro expediente luego de que, a partir de una serie de intervenciones telefónicas, se tomase conocimiento de que varias personas comercializarían estupefacientes en Chabás y Firmat, y quien proveería las sustancias sería un hombre llamado “César”. Luego de que se formase causa por separado, las primeras averiguaciones permitieron confirmar que el proveedor de la banda era Orozco, que ya había sido detenido en 2014 por haber liderado una organización criminal dedicada al tráfico de estupefacientes y se encontraba detenido en el penal de Devoto.

En la organización, Orozco ocupaba un estrato superior con tareas relacionadas con la provisión de grandes cantidades de estupefacientes y su posterior logística de distribución. La Fiscalía también señaló la existencia de otras personas encargadas del almacenamiento, estiramiento y fraccionamiento del material, que luego era destinado a su comercialización en los puestos de venta que estaban a cargo de otras personas de la organización.

Según el Ministerio Público Fiscal, desde su reclusión en Devoto Orozco mantenía una comunicación continua con los miembros de la organización, radicados en Firmat, Chabás y zonas aledañas. Sus subalternos realizaban a la distancia todas las conductas necesarias, decididas en función de las circunstancias concretas de cada caso, ya que era él quien distribuía los roles a cumplir dentro de la organización. Orozco se ocupó de mantener conversaciones con una mujer por medio de la cual se abasteció de grandes cantidades y habría diagramado telefónicamente para que las sustancias llegaran al domicilio de su madre, Liliana De Marco. Incluso en una ocasión llegó a indicarle que debía acopiar el material en casa de una vecina para no ser descubierta en caso de un allanamiento, tal como se desprende de las escuchas realizadas.

Otro de los miembros principales de la organización era Daniel Riera, encargado de realizar la contabilidad de la organización: guardaba el dinero recaudado y disponía de él según las órdenes de su jefe.