"Está probado que este contagio fue doloso", aseguró en el alegato final del juicio oral a los ex directivos de la Fundación de la Hemofilia por contagio masivo de VIH y hepatitis el representante de la querella, Gonzalo Giadone. El abogado que representa a las víctimas solicitó que los médicos Miguel de Tezanos Pinto y Pedro Pérez Bianco sean condenados a 15 y 14 años de prisión, respectivamente. Para el tercer imputado, el abogado Eduardo Biedma, reclamó una pena de 7 años. 

Las transfusiones que transmitieron el VIH se realizaron entre 1979 y 1991. Según el expediente, los pacientes afectados fueron 975, tres de los cuales también se contagiaron de hepatitis B. El 11 de febrero del 2020 se dará a conocer la sentencia de juicio.

Durante el alegato final, la querella afirmó que el contagio era evitable y que hubo falta de información al momento de poner a disposición los factores de coagulación a los pacientes, que fueron a tratarse por una patología puntual y “aparecieron sorpresivamente con un cóctel de virus”. La hemofilia es una enfermedad causada por la falla de coagulación, que aparece por la falta de factor VIII o IX en la sangre. Si uno de los trece factores de la sangre falla, el coágulo no se completa. Por eso, el tratamiento de la enfermedad se basa en reemplazar el factor que no funciona, a través de una donación de sangre. 

"No entendí cómo se contagió con el factor si él tenía que curarse la hemofilia”, declaró en septiembre Rosa Ávila, madre de una de las víctimas. Su hijo, que hoy tiene 42 años, fue contagiado del virus cuando apenas tenía dos años de vida y se estaba tratando por una hemofilia que le habían detectado a los nueve meses. Años después se hizo otro estudio, que detectó también la presencia de Hepatitis C. Según el abogado Giadone, hubo una “clara violación del deber de cuidado” por parte de la Fundación. "Se debió primar la vida del paciente hemofílico y el derecho a elegir", sostuvo durante la audiencia en los tribunales de Retiro, donde fueron recordados los pacientes ya fallecidos.

Con un juicio previo en 1996, donde los imputados quedaron sin responsabilidad por la propagación del virus, la causa actual comenzó en 2005, cuando los dos médicos y el abogado implicados en el caso finalmente reconocieron a 211 víctimas afectadas por la sangre contaminada. Hasta hoy, los imputados fueron sobreseídos otras cuatro veces. Gran parte de las víctimas fallecieron, y otros tantos se encuentran en situaciones terminales. Con estos antecedentes, la causa fue reabierta por la Cámara Federal porteña y quedó a cargo del Tribunal Oral Federal Nº3, a nombre del juez Fernando Machado Pelloni.

Este año, fue la fiscal Alejandra Mángaro fue quien solicitó procesar a los implicados por “propagación de enfermedades peligrosas y contagiosas”. Mientras tanto los imputados continúan ejerciendo: el doctor Pérez Bianco, de 75 años, como médico en el ex hospital Francés, y Tezanos Pinto, de 88, como académico y asesor científico de la Fundación de la Hemofilia, donde también trabaja aún Eduardo Biedma, de 78 años. Gisela Ostrovsky, hermana de una de las víctimas, acompaña la lucha y afirmó que sintió “un dolor enorme” al enterarse que los imputados siguen ejerciendo su profesión. 

Por su parte, la Fundación de la Hemofilia publicó en septiembre de este año un comunicado donde afirmaron, sobre los virus contagiados, que “resultaba absolutamente imposible detectarlos en la sangre de los donantes” y que los pacientes “tenían riesgo de haberse infectado con estos virus”. Sin embargo la querella afirma que, pese a la peligrosidad del tratamiento, esta información no fue otorgada en su momento a los pacientes.