“Es una etapa de solidaridad”, destacó el gobernador bonaerense Axel Kicillof en su primer mensaje, una vez que recibió los atributos de manos de la gobernadora saliente, la macrista María Eugenia Vidal. La Legislatura vibraba al igual que la calle ante la nueva etapa que se abrió con el regreso del peronismo al poder, tras el paréntesis de cuatro años a cargo del partido de la derecha y sus aliados radicales. En su discurso Kicillof hizo un repaso por las políticas de Cambiemos y diagnosticó una debacle económica similar a la de la Nación. Dispuso que se anule el último aumento de la tarifa eléctrica y pidió a la Legislatura que lo acompañe cuando envíe los proyectos para declarar la emergencia económica, educativa, de salud y productiva. Recordó a Sandra y Rubén, los docentes que murieron por una explosión de gas en una escuela bonaerense, y advirtió: “No esperen ver a un gobernador que ataque a los maestros”.

El principal anuncio de Kicillof apuntó a aliviar los bolsillos de los bonaerenses al anunciar que anulará el último aumento de la tarifa eléctrica que había realizado Vidal y convocó a los empresarios del sector a iniciar un diálogo. “Si una tarifa no puede ser pagada por un jubilado no es tarifa, es saqueo”, dijo sin rodeos. También le solicitó al Presidente que retrotraiga la decisión del traspaso de Edesur y Edenor a la ciudad de Buenos Aires y a la provincia que había realizado Mauricio Macri. Anunció también el envío de los proyectos para declarar la emergencia productiva, educativa, en salud y económica. Les agradeció a los intendentes que “aguantaron y enfrentaron las políticas del gobierno anterior” y recuperó al histórico dirigente peronista, Antonio Cafiero, al citar una de sus máximas: “El que sueña solo, solo sueña. Pero el que sueña con otros, hace historia”.

“En esta elección, lo que ganó es la idea de una provincia que vuelva a ser productiva y no especulativa. Que vuelva a ser solidaria y no egoísta, con un Estado presente, comprometido y cercano. No es una forma de hablar. Es el enorme desafío por delante. Nos pidieron un Estado que les dé la mano a los bonaerenses”, apuntó el flamante gobernador, flanqueado por la vicegobernadora Verónica Magario y los titulares del Senado, Teresa García, y de Diputados, Federico Otermín. En el palco principal estuvieron el presidente Alberto Fernández y su vice, Cristina Fernández de Kirchner. Ambos habían comprometido su presencia para saludar al exministro en su nuevo rol. Allí también estaban Soledad Quereilhac, esposa del gobernador, y sus dos hijos.

En la plaza frente a la Legislatura el remolino humano ponía más calor a los más de treinta grados y el cielo limpio sin ninguna nube que pueda dar un respiro.

“Hoy es el día en que vengo a comprometerme ante ustedes a trabajar sin descanso y honestidad para reconstruir la provincia, para recuperar los derechos perdidos, pero también para transformar de fondo y en su estructura. Es el primer día de una etapa diferente, una etapa abierta por Alberto Fernández”, indicó Kicillof en el primer tramo del discurso y luego apuntó contra el gobierno de ajuste que impuso Vidal y su equipo durante los cuatro años de gestión: “Es el resultado al rechazo a una política y a una lógica de gobierno, que nació con muchas promesas y después se basó en el marketing político y se fue convirtiendo en una forma de no ver y negar los problemas”, continuó el economista que comenzaba a recibir los primeros aplausos de la Asam­blea Legislativa.

El gabinete que lo acompañará en la gestión del Estado provincial lo escuchaba en la primera fila de asientos, frente al estrado en el que el gobernador daba su mensaje sin leer, chequeando cada tanto el documento donde tenía el punteo de los temas que quería desarrollar. “La sociedad y el pueblo de la provincia no quieren persecuciones y un Estado acusador, que culpa a las víctimas de la situación económica. No quiere un Estado que no cuida, que no contiene”, indicó en sintonía con el discurso y el diagnóstico sobre el resultado de las políticas del macrismo a nivel nacional sobre el que centró su discurso Fernández ante el Congreso Nacional.

En la calle la militancia ardía. Entre la ansiedad por la espera y la alta temperatura, las banderas, los bombos y la mayoría de los entusiastas militantes se acurrucaban en las pocas sombras que proyectaban los árboles de la plaza pegada a un lado del edificio de la Legislatura en el centro platense. De fondo las banderas de las agrupaciones peronistas flameaban con el poco aire caliente que soplaba. La llegada de Fernández y Cristina fue festejada adentro y afuera. Acompañados por el canciller Felipe Solá, el ministro de Interior, Eduardo Wado De Pedro, y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, cuando ingresaron empezó a retumbar el canto de “Alberto presidente”. Al presentarlos, el Presidente se llevó un buen caudal de aplausos, pero Fernández de Kirchner recibió una aprobación más ruidosa, momento en el que se escuchó entre el griterío un perceptible “gracias Cristina por la unidad”.

“La región y el mundo viven una situación convulsionada. Son épocas de guerras comerciales, y de las otras. Es amenazante. Hay que valorar que la provincia aprendió y nos trajo de manera democrática y pacífica. Sin descalificaciones personales, sin persecuciones”, destacó Kicillof.

“En la práctica se cerró un ciclo. Es una etapa nueva, en la que tenemos que construir. Espero estar a la altura. No pretendo ser gobernador de un espacio político ni de un sector, sino de todos y todas las bonaerenses”, dijo el gobernador.

Luego del repaso del estado en el que recibió a la provincia, en el que expuso datos como el cierre de tres mil Pymes industriales y 9500 comercios, Kicillof destacó que “no se trata de números. Son personas, hombres y mujeres, empresarios, productores, gente de carne y hueso”. La subejecución del presupuesto en casi todos los rubros, la falta de obras, y fundamentalmente la pérdida de los puestos de trabajo fueron los puntos centrales de su análisis. La crisis edilicia del sector educativo tuvo un lugar importante del discurso. “Quiero recordar y homenajear a Sandra y Rubén”, apuntó sobre los docentes muertos por la explosión de una garrafa en una escuela de Moreno y acentuó la voz cuando dijo: “No esperen ver a un gobernador y una vicegobernadora que se enfrenten y ataquen permanentemente a los maestros y maestras. Hay que defender la escuela pública”.

Momentos bonaerenses

* Los palcos mostraron todo el esplendor de la gestualidad política. El ex ministro de Gobierno y ex intendente de San Miguel, Joaquín de La Torre, llegó temprano y se ubicó sin compañía por un buen rato. A medida que se acercaba la hora del inicio de la asamblea, se ubicaron los intendentes de Avellaneda, Jorge Ferraresi y Mario Secco, de Ensenada, los dos fervientes kirchneristas. De la Torre mantuvo distancia al igual que los otros dos, hasta que un comentario de Ferraresi rompió el hielo. Luego de un intercambio de palabras y la aparición del intendente de José C. Paz, Mario Ishii, el hielo volvió a instalarse.

* La derrota de Cambiemos, que se presentó como Juntos por el Cambio en las elecciones, dejó una huella fuerte en los legisladores macristas. Cuando llegaron el presidente Alberto Fernández y la vice, Cristina Fernández de Kirchner, el peronismo hizo tronar el edificio con los aplausos. Cuando se anunció oficialmente a la dupla presidencial, casi todos aplaudieron, con cara de circunstancia. Pero el momento que se llevó la mayor cantidad de caras ofuscadas fue cuando se cantó la marcha peronista completa a capella en el recinto. Allí a más de uno se le vió hacer “cuernitos” con los dedos de una mano.

* La asistencia del peronismo en sus distintas ramas fue completa. Estaba el triunviro de la CGT, Héctor Daer, junto a su antecesor, el metalúrgico Antonio Caló. En otro palco estaba el camionero Hugo Moyano, que legó temprano, junto a la titular del Concejo Federal de Políticas contra el Hambre, Victoria Tolosa Paz. De a poco los intendentes peronistas fueron copando la parada. El intendente de Esteban Echeverría y presidente del Partido Justicialista bonaerense, Fernando Gray, el de Merlo Gustavo Menéndez, el de Navarro, Santiago Maggioti, la de Moreno, Mariel Fernández, entre otros fueron completando los asientos.

* La fusión, aunque con barreras, se dio en el paco donde se encontraban Ferraresi, Secco e Ischii. A poco de comenzar la ceremonia aparecieron el ex jefe de Gabinete macrista, Federico Salvai, con parte del Gabinete que acompaño a la gobernadora María Eugenia Vidal. El ex ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, y el de Justicia, Gustavo Ferrari, cruzaron saludos de ocasión, sin demasiado entusiasmo.