La contraseña de las pequeñas y medianas editoriales para sobrevivir a una economía recesiva, con alta inflación y caída estrepitosa del consumo, ha sido el estado de feria permanente. En la cuarta edición de Edita, la feria de editoriales independientes que se realiza este sábado y domingo en la ciudad de La Plata, participarán 82 editoriales que imprimen sus libros en Argentina. “En tiempos de destrucción de la industria nacional, apostamos a cuidar el trabajo del sector gráfico”, fundamentan los editores platenses por qué no habrá stands de editoriales que pertenezcan a entidades religiosas, deportivas o cámaras empresariales, ni tampoco sellos editoriales nacionales o multinacionales que ya cuenten con grandes aparatos de prensa, marketing y publicidad o enormes capitales financieros provenientes de otras actividades ajenas a la edición. La “última feria del año”, como la llaman los editores, vuelve a desplegar los stands expositores, las charlas, las lecturas y talleres en el Edificio Karakachoff del Centro de Arte de la Universidad Nacional de La Plata (Calle 48 entre 6 y 7).

Edita –que empezó en 2016 en el Centro Cultural Alborada con el nombre de Feria de Editores La Plata, con la ayuda de Ediciones Godot, creadora de la emblemática Feria de Editores (FED)- está organizada por el colectivo MALISIA, la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata, el Centro de Arte de la UNLP, las editoriales EME, Club Hem, Pixel, FA, Malisia editorial y Papel Cosido. Entre los 82 sellos que participarán se destacan Barba de Abejas, Blatt & Ríos, 27Pulqui, Añosluz, Ampersand, Caballo Negro, Gourmet musical, Iván Rosado, Mil botellas, Dedalus, Dobra Robota, Excursiones, Caleta Olivia, Caja negra, Conejos, Paisanita, Tenemos las máquinas, Ediciones Godot y Eloisa Cartonera. La primera charla programada, el sábado a las 13, “Más libros para más. Las pequeñas editoriales en el mapa de la edición argentina. El rol del Estado: horizontes de trabajo”, es una conversación entre el diputado Daniel Filmus, Alejandro Dujovne, Mariel Ciafardo y Daniel Belinche junto a editores. A las 14 empezará el taller “Escucho voces: hipótesis sobre la edición literaria” coordinado por el escritor y editor de Entropía Sebastián Martínez Daniell. A las 16 arrancará “Taller Bomba: detonación y reescritura de textos”, a cargo del escritor Carlos Ríos. A las 19.30, el ciclo de lecturas Hasta que choque China con África invitará a leer a dos escritoras y a dos escritores: Agustina Bazterrica, Gloria Peirano, Hernán Ronsino y Leo Oyola.

Verónica Stedile Luna, de EME Editorial, dice que la feria Edita es “una suerte de lugar identitario” para las editoriales pequeñas e independientes. “La emergencia de proyectos editoriales post crisis del 2001 tuvo como correlato la creación de la FLIA, esto es una muestra de ese vínculo estrecho entre hacer libros y buscar espacios alternativos y directos para que encuentren su público –plantea la editora de EME a Página/12-. En los últimos años esa relación adquirió otro matiz. Las transformaciones del sector hicieron que las editoriales independientes tengan un público considerable y reconocible, así las ferias se terminaron de consolidar como un lugar donde encontrar reunidos todo un conjunto de materiales que ese público espera. Pero sobre todo, a partir del 2016, el estado de feria permanente permitió conjugar dos aspectos. Por un lado, se trató de salir a buscar otra instancia de venta, dado que la caída en librerías –otro de los sectores vinculados al libro más afectados durante el macrismo– fue atroz; achicar los costos de comercialización y contar nuestros proyectos a los lectores fueron otros de los motivos que pesaron a la hora de decidir participar de distintas ferias. Movernos era una forma de que la crisis no nos comiera, y juntarnos una manera de responder al imperativo neoliberalista de la meritocracia y el individualismo”. Por otro lado, Stedile Luna, cree que las ferias recuperan cierto espíritu del sector. “Si bien el encuentro y la acción como estrategias colectivas se profundizan o exigen un poco más en momentos de debacle económica y política como la que hemos vivido, son constitutivos de un modo de hacer, más allá de las diferencias que podamos encontrar entre distintos proyectos”.

El domingo a las 13 Miguel Balaguer (Bajo la luna) dará el taller “Artistas de la industria. Escritorxs, librerxs, editorxs y lectorxs hoy”. A las 15, Falu Montero y Analía Godoy coordinarán el taller “El libro fuera del texto”. A las 16 empezará “Miguel Briante: un escritor de frontera”, una conversación entre Luis Bruschtein y Natalia Gelos. A las 17 Las Pibas celebrarán sus siete años con lecturas de María Queirel, Micaela Piñero, Buki Cardelino, Inés Púrpura, China Made, Mora Sánchez Viamonte y una invitada especial: Marie Gouiric. A las 18.30 se presentará Estado de feria permanente. La experiencia de las editoriales independientes en Argentina 2001-2020, libro compilado por Daniel Badenes y Verónica Stedile Luna, con Cintia Rogovsky y Alejandro Schmied. El cierre llegará de la mano del ciclo Hasta que choque China con África, con lecturas de Dolores Reyes, Juan Solá, Alejandra Kamiya, Martín Graziano y Juan Fernández.

A pocos días de la asunción de Alberto Fernández como presidente, ¿qué expectativas tienen las editoras y editores? ¿Qué horizonte de trabajo imaginan o desean para el 2020? “Edita será un gran festejo, no solo celebraremos la literatura y la edición, sino la asunción de un gobierno que apuesta a la cultura y a la educación, a la igualdad y a la justicia social, y a tantos otros valores que en estos últimos cuatro años fueron deshonrados”, subraya Florencia Mendoza, de la editorial platense Papel Cosido. “Este nuevo gobierno ha demostrado un gran interés en la educación y en la cultura, por eso estamos convencidos de que se impulsarán políticas destinadas a favorecer el campo editorial, la educación, la lectura y la producción –agrega Mendoza-. Sabemos que el 2020 no será un año sencillo de transitar, pero creemos que es el comienzo de un camino de crecimiento y de apuestas para fortalecer la edición, la lectura, la venta y la producción editorial. Tenemos el deseo de poder pensar en conjunto (Estado, editoras y editores) estrategias que cubran las necesidades del campo editorial y de sus integrantes, y políticas públicas que impulsen y que beneficien el crecimiento editorial”. Stedile Luna también tiene “muy buenas” expectativas. “Que estemos discutiendo nuevamente un proyecto de ley para la creación del Instituto Nacional del Libro Argentino es una buena señal. Por eso invitamos a Daniel Filmus y Alejandro Dujovne a conversar con editores y distintos representantes del sector del libro en La Plata. Entendemos que es urgente pensar la cuestión del libro argentino en términos políticos, en su relación con un proyecto federal de cultura y educación, y el gobierno que viene ha dado señales de discutir hacia ese horizonte de trabajo”.

Francisco Magallanes, de Club Hem, pondera que las editoriales pequeñas hicieron el aporte “más riesgoso y significativo” en los últimos veinte años de la edición en Argentina. “Como el 80 por ciento del mercado está en poder de las grandes editoriales, los sellos de estructura pequeña apostaron por la construcción de catálogos por fuera de la lógica de mercado que publica solo lo que pueda ser negocio. Las grandes a partir de 2001 abandonaron el riesgo del autor inédito, de la poesía, y ese lugar fue desarrollado por las editoriales chicas. Todos los autores y autoras más importantes de la actualidad publicaron en estos catálogos. Eso además permite a quienes escriben no estar sujetos únicamente a la variable del mercado, hay diversidad de catálogos que pueden interesarse en su arte. Las editoriales chicas vienen construyendo un circuito donde los libros y sus autores se legitiman y que cada año suma nuevos lectores”, reflexiona el editor de Club Hem.

¿Qué rol debería tener el Estado con respecto al trabajo de edición en Argentina? “Nos parece crucial que la cuestión del libro no sea abordada solo con perspectivas economicistas o con subsidios a la edición”, advierte Stedile Luna. “Así como es urgente que se reactive el consumo y que haya una recompensación salarial a los trabajadores, si esto no va acompañado de políticas públicas que piensen la lectura como un derecho de las mayorías y la bibliodiversidad como parte de ese derecho, es muy difícil que el sector pueda fortalecerse –precisa la editora de EME-. Eso supone también pensar las características de la edición en Argentina, el problema del papel y su dolarización y la necesidad de estrategias para una circulación más federal del libro”.