La publicidad oficial siempre construye un “relato” determinado. El rumbo gubernamental es explicado en consonancia con una cosmovisión ideológica. La distancia que pueda existir entre discurso y “realidad” es otro tema.

Por ejemplo, la última dictadura militar argentina diseñó una intensa campaña publicitaria para legitimar su gestión. La mayoría de los spots intentaban desacreditar las denuncias por violaciones a los derechos humanos. Los más recordados son los que proclamaban que “los argentinos somos derechos y humanos”, el soldado que guiñaba el ojo a un chico mientras pedía documentos al padre o uno que mostraba al país como un bife de chorizo a punto de ser “devorado por el terrorismo”. 

La campaña oficial se multiplicó en los meses previos a la celebración del Mundial de Fútbol de 1978. La revista Para Ti distribuyó una postal de una niña jugando con las palomas en la Pirámide de Mayo. El texto decía que “la guerra ya terminó en la Argentina. En esta Plaza, los enemigos del país, los que intentaron destruirnos, levantaron sus banderas y mostraron la violencia de la que eran capaces. Ahora la Paz ha vuelto a esta Plaza, donde está el monumento que nos recuerda nuestra Independencia”. La publicación sugería el envío de la postal a residentes extranjeros para contrarrestar la “campaña antiargentina”.  

Las piezas publicitarias de la dictadura también incursionaron en el terreno económico machacando, por ejemplo, con el slogan “Achicar el Estado es agrandar la Nación”. Otra publicidad muy recordada de esa época fue una que denigraba a la industria nacional. El corto sostenía que “antes la competencia era insuficiente. Teníamos productos buenos. Pero muchas veces el consumidor tenía que conformarse con lo que había sin poder comparar. Ahora tiene para elegir. Además de los productos nacionales, los importados”. El mensaje era reforzado con una persona sentada en una silla nacional que se rompía.

Los “beneficios” de la apertura importadora otra vez vuelven a resaltarse desde los despachos oficiales. El Ministerio de la Producción difundió un spot festejando la rebaja del precio de las computadoras. “El precio ya bajó un 27 por ciento y va a seguir bajando. Eliminamos el impuesto del 35 por ciento para su importación. Ahora habrá más marcas y costarán menos. Hasta 2016 Argentina tenía las computadoras más caras de la región: 50 por ciento más caras que en Chile, 80 por ciento más caras que en Colombia y 175 por ciento más caras que en Estados Unidos. En uno de cada tres hogares no hay computadora. Para las pymes, las computadoras son una herramienta fundamental para vender, planificar, diseñar, comunicar, conectarse, exportar, crecer. Esta medida facilita el acceso a la tecnología”, plantea el spot. 

La contracara de esa medida es que se destruyen puestos de trabajo locales. Por caso, la mayor empresa de informática (PCArts, marca Banghó) anunció una drástica reducción de su planta de personal: de 800 a 350 trabajadores.

A eso se suma, la pérdida de capacidades acumuladas industriales más allá de que se trata de una actividad muy ligada al ensamblaje de partes importadas. El ministro de la Producción de Santa Fe”, Luis Contigiani, sostuvo que “el Gobierno está aplicando una política de darwinismo industrial”.

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@diegorubinzal