Con los dos casos que se registraron esta semana de robo y vandalismo en escuelas de la provincia, uno en Rosario y otro en Villa Gobernador Gálvez, se plantea la discusión sobre los motivos por los cuáles una institución que hasta hace un tiempo parecía respetada por todos, hoy está siendo blanco de ataques caracterizados no solo por la sustracción de elementos escolares sino también por destrozos malintencionados a los establecimientos, un fenómeno que ha ido creciendo en los últimos años y que se repite cada vez más seguido. "La actual apertura de las escuelas a lo externo trae consigo el riesgo de desacralizarla, y eso hace que también entren los conflictos sociales y la violencia comunitaria", explicó a Rosario/12 Natalia Fattore, Doctora en Ciencias de la Educación y Profesora de Pedagogía de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR. Por su parte, la Ministra de Educación provincial, Adriana Cantero, consideró que "es un tema que se encuadra en las generales de lo que pasa en la comunidad, y no algo relacionado estrictamente a las escuelas". Otro factor a considerar es la valoración que se hace de lo público y la importancia de enseñar a cuidar lo que es de todos, algo a lo que también hicieron alusión ambas entrevistadas.  Una visión más crítica es la que plantea Gustavo Teres, delegado seccional de Amsafé Rosario. "El primer interrogante que hay que hacer es qué hacen los gobiernos municipal, provincial y nacional y las fuerzas de seguridad que no cuidan las instituciones públicas", señaló. 

"Antes la escuela era vista como una institución sagrada porque funcionaba como un espacio separado y aislado de lo externo". Natalia Fattore

La referencia más reciente de esta problemática es lo que ocurrió el miércoles pasado en la escuela Nº 133 "20 de Junio" de Nuevo Alberdi, que sufrió su sexto robo en menos de veinte días. Sin embargo, el dato más impactante es que además de llevarse elementos escolares, ventiladores y hasta las bombas de agua, los delincuentes se dieron tiempo para destrozar todo lo que encontraron e incluso defecar en la biblioteca del lugar, lo que enmarca al episodio no solo como un robo sino también como un acto de vandalismo contra una institución pública. Otro caso similar se dio el jueves por la madrugada en Villa Gobernador Gálvez, donde una escuela núcleo también fue objeto de robo y destrucción del inmueble, e incluso los responsables ensuciaron la puerta del baño con materia fecal.

A la hora de buscar una explicación para este tipo de ensañamiento, Fattore consideró necesario contextualizar el modelo educativo: "Antes la escuela era vista como una institución sagrada porque funcionaba como un espacio separado y aislado de lo externo, y donde las identidades y los problemas de los alumnos no ingresaban. Luego, a partir de los nuevos estudios pedagógicos, se empieza a plantear el reconocimiento del afuera, de una escuela que abre sus puertas a la vida, que reconoce al que llegue y que trabaja sobre quién es el otro". A partir de esa apertura, "se generó una especie de paradoja, porque implicó que también entraran los problemas, la violencia y los conflictos que arrastra la propia sociedad", reveló la profesional de la educación. Sin embargo, aclaró que esto también se puede analizar desde un punto de vista positivo, ya que "habilitó a que ingresaran problemáticas que la escuela debería poder trabajar pedagógicamente". Como ejemplo, mencionó las ventajas de la aplicación de la Educación Sexual Integral, permitiendo que gran cantidad de niños y niñas puedan denunciar situaciones de abuso que en otro lado no se animaban a develar.

En un sentido similar se manifestó la titular de la cartera educativa provincial, quien entendió que se trata de una extensión de lo que sucede en la sociedad. "Desde el Ministerio vamos a estar atentos a cada caso para poder asistirlo pero el tema del vandalismo sobre las escuelas amerita un trabajo sobre la comunidad en general, y no solo la educativa, porque creo que todos tenemos que hacernos cargo de cuidar los espacios de los chicos y ser capaces de poder tejer otro lazo social que nos permita poner en la cultura cotidiana el respeto por lo que es de todos", dijo Cantero.

"Desde el Ministerio vamos a estar atentos a cada caso para asistirlo pero el tema amerita un trabajo sobre la comunidad en general". Adriana Cantero

En relación a ese mismo punto, Fattore consideró que lo que se pone en discusión con los actos de vandalismo es el espacio de lo público: "Hay que discutir cómo transmitimos la idea de que es necesario llevar una vida en común en la que respetemos y cuidemos determinados lugares que son compartidos". Y para ese objetivo, le atribuyó un rol preponderante a la escuela: "Es el lugar donde estas cosas tienen que ponerse en discusión y charlarse porque funciona como un espacio de construcción de lo común, y es el primer ámbito en donde un chico comparte con otros que son distintos la necesidad de la convivencia".

Otra manera de encarar la problemática fue planteada por Gustavo Terés, delegado de Amsafé Rosario, quien en diálogo con Rosario/12 se refirió a la vulnerabilidad de las instituciones públicas: "Lo que en otro momento parecía que era el límite para cualquier hecho de de inseguridad, hoy pasa a ser también parte del problema, generando instituciones totalmente vulneradas y agredidas". Además, aseguró que donde más se refleja esto es en los barrios ya que "ahí es más fuerte el nivel de degradación, de descomposición social y de crisis, que obviamente tienen su origen en la desigualdad y en la pobreza, no solo económica sino también cultural por el deterioro en los vínculos". 

Ante ese panorama, el representante gremial responsabilizó a los tres niveles del estado. "Hay una ciudadanía que se siente indefensa, y no estamos discutiendo la posibilidad de un patrullero en cada escuela ni la saturación policial, pero sí la posibilidad de implementar políticas preventivas y de cuidado en la medida en que todas las instituciones puedan volver a ser preservadas y se recupere la confianza", consideró. Terés también hizo hincapié en que la solución pasa por convertir a los barrios en espacios cada vez más abiertos y de disfrute: "Acá no se trata de crear mecanismos para encerrarnos sino de fortalecer espacios para encontrarnos, para que existan otras alternativas de vida para esos jóvenes que creen que su única salida es robar para comer". Por otro lado, destacó que cuando se producen este tipo de hechos, la respuesta de la comunidad educativa es inmediata, convocándose y "entre todos de forma solidaria, acudiendo a dar respuesta para volver a cubrir lo hurtado". Así sucedió este último miércoles en Nuevo Alberdi, donde luego de conocerse el robo, se realizó un abrazo solidario en el establecimiento.

"Hay una ciudadanía que se siente indefensa, y no discutimos la posibilidad de un patrullero en cada escuela ni la saturación policial, sino políticas preventivas". Gustavo Teres.

A la hora de evaluar respuestas, la ministra Cantero adelantó que están "pensando en políticas educativas que vayan articulando tramas intersectoriales alrededor de la escuela, que estén relacionadas con el cuidado de los niños en sus fragilidades pero también con la preservación del patrimonio público", y consideró que se trata de "una tarea que nos tiene que convocar a todos ya que tenemos que apostar a que la ética del cuidado empiece otra vez a ponerle contexto a los lazos sociales que tejemos". Paralelamente, aseguró que desde el ministerio van a seguir dando respuesta a cada uno de los casos como lo vienen haciendo: "Vamos a recibir a las autoridades escolares en cada una de las regionales, y seguiremos ocupándonos de los arreglos, de volver a poner a cada escuela violentada en condiciones".