Un preso de la Unidad Penitenciaria N°11 de Piñero implementó un singular método para protestar ante la posibilidad de que sea cambiado de lugar de alojamiento. Según trascendió, primero amenazó tragarse un proyectil de un arma 9 milímetros que tenía en su poder si lo cambiaban de lugar, pero luego renunció a esa idea y le entregó la bala a los miembros del Servicio Penitenciario que intervinieron en el pabellón C de la cárcel. Cuando todo parecía haberse calmado, y requisa mediante en el pabellón, que derivó en el secuestro de celulares y otros elementos, el recluso rebeló que ya se había tragado una bala con anterioridad. Trasladado al Hospital Provincial, los radiólogos que hicieron la placa se sorprendieron al ver que, tal como había contado, el proyectil se encontraba allí alojado en el tracto digestivo.